Impresiones

Ana Abad R.

Más allá de las coincidentes cifras de varias encuestas sobre los niveles de credibilidad y aceptación de Moreno, por tanto, de las políticas de su Gobierno, es generalizada la desolación que puede percibirse en los espacios de los distintos quehaceres, oficios, artes y actividades profesionales de los ecuatorianos sobre la realidad del país. Sus vivencias cotidianas dan constancia de una paulatina disminución de la oferta de trabajo, de sentir la urgencia de disminuir cuanto sea posible los gastos porque los recursos disponibles en las familias se han limitado, del miedo que queda latente luego de haber sido víctimas de “robos menores” y de violencia, de la indignidad que causa el enmarañado sistema de corrupción de los de “cuello blanco”, de la indignante impunidad que rige con descaro en el país, de un “diálogo” que no “habla claro” sobre la mortal amenaza del ecocidio que pretende hacerse en nuestros páramos, de la pesadumbre que da la desconfianza en la Democracia ecuatoriana y de la profunda sensación de indefensión ante las instituciones públicas. (O)