Corrupción

María Eugenia Moscoso C.

OPINIÓN|
La pandemia muestra su rostro en variados colores, desde el dolor humano hasta la más miserable corrupción registrada en algunos hospitales de la región costanera. La salud de los ecuatorianos se ve agredida por el COVID-19 y por oscuras redes de corrupción, perfectamente organizadas para estafar y ganar dinero para el beneficio personal.
Es hora de que los funcionarios de organismos de la Salud o de la Seguridad Social entreguen su contingente al país y no persigan beneficios adicionales -de forma miserable- para aumentar sus ingresos mensuales. Si algo nos trae de positivo la pandemia y el confinamiento, es generar un sentimiento de solidaridad, que apoye a las personas a que todos, de alguna manera, empujemos esta montaña tan pesada del COVID-19, que genera el debilitamiento de la salud y de la economía laboral y familiar.
El Ecuador exige que sus funcionarios no aprovechen de sus ubicaciones privilegiadas en la red de empleos del país. La justicia debe aplicar mano dura sobre quienes abusan de los recursos del Estado, como se ha detectado ya, indicios de responsabilidad penal, en los distintos hospitales, especialmente, en los de Guayaquil y Portoviejo.
Es hora del dolor, pero también es hora de la honestidad y de la solidaridad con aquellos que más demandan por ayuda y asistencia. (O)