A mamá

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

OPINIÓN|
La pandemia nos tomó por sorpresa. Hasta entonces, caminábamos, bailábamos, sonreíamos y nos sosteníamos mutuamente en un mundo sin pandemia. Hoy, lo seguimos haciendo. Pero de otra forma. Ya no bailamos al mismo compás, pero continuamos sonriendo, caminando y -más que nunca- sosteniéndonos juntos. Aunque la verdad, quizá ella más a mí que lo que yo pueda sostenerle a ella.

Para ambos todo cambió. Pero nos sintió, como aquellas corazonadas y sexto -séptimo y octavo- sentido que tiene mamá. Tuvimos nuestro último almuerzo que compartimos en la mesa principal. Hubo lo de siempre: obras de gigante amor. Después, jamás pensamos que el confinamiento nos arrebataría lo desde niño reclamado: cada abrazo y cercanía para la serenidad. Ella, con fortaleza y decisión acostumbrada, mostró optimismo, serenidad y paz ante el nuevo mundo. Me impresiona cada día.

Nunca imaginamos que nos seguiríamos encontrando, pero esta vez, en lo más profundo que trae la compasión, ternura y cariño, buscando cada nueva fórmula tecnológica que nos permita estar cerca y regresar al exclusivo y profundo amor de mamá. Ella, una vez más, se adaptó a la nueva realidad. Con serenidad y paz.

En la familia, cada mayo trae emoción. Sí. Es el mes de mamá. Pero también el de la profunda fe en María Auxiliadora, máxima herencia que me ha entregado en vida. A la cual, no renuncio ni oculto, porque es la fortaleza de mi madre y la de sus hijos.

Durante varios años tuve que vivir fuera de Cuenca por estudios, en el 2014 no pude encontrar transporte alguno que me permitiera volver a la ciudad para festejar el Día de la Madre junto a ella. Hoy, la pandemia una vez más nos separa. Nuevamente, será un homenaje distinto. No habrán abrazos, bailes, ni la veré físicamente. Tendré que idearme nuevos caminos. Existirán otras formas para estar juntos y decirle Feliz Día. Quizás, exista esta carta a mamá. (O)