El rol de mujeres uniformadas luego de controles en las calles

La labor de las personas uniformadas representa grandes retos en las calles durante controles.

El sacrificio laboral de las mujeres uniformadas, se convierte en satisfacción al recibir el saludo más tierno -el de sus hijos-, en casa. El cansancio desparece y se reactiva la siguiente jornada: ser madres.

Por ejemplo, Natalia Guzmán y Mariela Pesantez, son agentes Civiles de Tránsito de la Empresa de Movilidad (EMOV), quienes a diario en sus jornadas demuestran su fortaleza y carácter para enfrentar diferentes situaciones en los operativos de control en las vías de Cuenca.

Al igual que ellas, Diana Arias, agente que trabaja en el Departamento de Planificación, y Lidia Peñaloza, en el área de limpieza de la EMOV, entregan su potencial en el día durante los turnos, y en la noche laboran en su rol más natural con el mejor pago que es: “gracias mamá”.

Permanecer en las calles bajo el sol o la lluvia, para controlar el tránsito vehicular, no es fácil, pero es nuestro trabajo, con el que podemos alimentar y educar a los hijos. Es por eso que, al llegar a casa, nuestra mejor medicina de alivio, es recibir el abrazo de los hijos”, comenta Pesantez.

Daisy Amendaño, es cabo segundo de la Policía Nacional, y su trabajo también es considerado un reto, porque implica riesgos. “Ser mamá es, ser todo para ellos. Somos sus héroes sin capa, y por eso debemos darles el mejor ejemplo de lucha, para que el resultado sea ver a los hijos cumpliendo sus metas”, indica.

El uniforme de agente, de policía o de limpieza regresan al cajón luego del trabajo, para retomar el traje de madre que rompe la pausa de espera de allegados. -(I)