Las manos del maratonista Christian Vásconez adoptan el ritmo de sus pies

La masa de pan es la nueva ruta del atleta cuencano y su nueva forma de subsistir en la cuarentena

Los atletas que cada fin de semana acudían a diversas carreras de calle y luchaban por los incentivos económicos para llevar el pan a la mesa de sus familias o para devengar algunas deudas, hoy se ven en la necesidad de emprender incluso en actividades que distan de su principal oficio.

“En las carreras, sí me ganaba unos 1.200 (dólares) al mes, pero corriendo cada fin de semana o cada dos semanas”, dice Christian Vásconez, quien no renuncia a su sueño de clasificar a unos Juegos Olímpicos pese a no tener apoyo de la empresa pública, privada ni de algún organismo deportivo.

Su última competencia fue el pasado ocho de marzo. Ganó la edición 16 de la “Policía, Héroe de Paz 10K”, en Quito, con un tiempo de 31m27s. Después de dos meses sin ingresos, decidió dar los primeros pasos para concretar un proyecto que se trazó a largo plazo: adaptar en Cuenca alguna de las cafeterías y panaderías que observó en sus viajes por Estados Unidos y Europa.

A domicilio

“Antes de que el fulgor de la mañana vierta su luz por la ventana; ya el panadero se levanta, para comenzar de nuevo la jornada”. La estrofa corresponde al poema “El Panadero Alegre”, de José Alberto Laiton. Describe de alguna forma la actual rutina de Vásconez.

Bajo pedido por WhatsApp (0978687609) se levanta temprano para elaborar pan y entregarlo a domicilio. “Así como era bueno corriendo, así también son mis panes”, resalta.

El arte lo cultivó hace seis años a través de un curso, pero nunca lo puso en práctica. “Todo este tiempo he estado practica y practica. Con el paso de los días ya estoy más experto. Así como sé estar con el ritmo en los pies ya estoy con el ritmo en las manos”, precisa. También elabora quimbolitos, humas y tamales, con apoyo de su esposa Isabel Montenegro.

Ambos se propusieron no torcer los brazos y salir adelante por sus cuatro hijos: Adamaris (14 años), Matías (12), Jeremy (10) y Daniel (3). “Tenemos la fe que esto en algún momento va a pasar, pero mientras tanto debemos acoplarnos a lo que vivimos”.

Entrenamientos

Vásconez tiene 30 años. “No estoy tan joven, pero tampoco estoy acabado. He visto maratonistas que a los 45 años corren durísimo”. Uno de ellos es el estadounidense Abdi Abdirahman quien logró el boleto a los 43 años tras ubicarse tercero en los Trials de Estados Unidos, en los primeros días de marzo.

Asegura que lo más bonito que le ha dado el atletismo es tiempo para poder disfrutar los mejores momentos de la vida de sus hijos. Pero, lo que si le hace pensar es que su estilo de vida sería diferente si tuviese apoyo. “Los que están en el Plan (de Alto Rendimiento) si me llevan esa ventajita de no estar preocupados en que ya debo correr para comer”.

En las primeras semanas de la cuarentena entrenaba pasando un día. Salía a las 05:30 y por el lapso de una hora cubría entre 15 y 16 kilómetros. Después, por seguridad de su familia, prefirió quedarse en casa y darle al cuerpo el descanso que empezaba a pedirle.

En los próximos días reanudará su entrenamiento dos a tres veces por semana. Advierte que intenta corregir uno de sus principales defectos: entrenar demasiado fuerte y llegar a las competencias sin energía para el remate.

“A veces uno no puede entrenarse bonito porque de ley tiene que correr las competencias de calle si es que quiere seguir en este deporte, eso choca con mi preparación y allí vienen las complicaciones para poder rendir al 100 %”.

En 2019 tuvo tres oportunidades para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio, pero desertó en todas. En mayo fue a Letonia y le faltó fuerza mental; en septiembre estuvo en Berlín y se retiró en el km 30 por un calambre; en diciembre viajó a Valencia y sólo cubrió 15 km al no sentirse bien.

Afirma que “estos tropiezos” le generan mayor coraje para luchar por su sueño. En diciembre de este año regresará al Maratón de Valencia, que a la fecha no está suspendido. (BST)-(D)