Normalización

EDITORIAL|

La pandemia que vivimos, debido a la novedad de sus causas, ha demostrado las limitaciones de los avances científicos y tecnológicos en el campo de la medicina. Las medidas tomadas en los países afectados para limitar la contaminación han dado lugar a una seria alteración del ordenamiento económico que no puede prolongarse indefinidamente ya que, de ocurrir esto, los resultados del remedio serían peores que la enfermedad. Aceptando las posibles consecuencias, es necesario retornar a la normalidad, no de la noche a la mañana, tomando medidas apropiadas cuyas consecuencias se verán con el tiempo. La creatividad humana puede y debe desarrollar procesos para salir delante de las consecuencias negativas del aislamiento.

La incertidumbre ante el problema puede llevar a la inacción, lo que no cabe. Se piensa que debe esperarse a que las investigaciones científicas encuentren las vacunas y medicamentos apropiados, pero hasta lo que sabemos, esto ocurrirá luego de un tiempo. No cabe el inmediatismo. Los pasos que se den para el retorno a la normalidad, por paulatinos que sean, pueden tener costos negativos. Hay que aceptarlos, ya que la inacción prolongada puede llevarnos a situaciones muy difíciles de superar en el futuro cercano. En su historia, la humanidad ha estado afectada pro-crisis de diversa índole lo que ha llevado a asumir riesgos para superarlas.

Lo ocurrido con esta pandemia nos muestra que el excesivo optimismo en la capacidad humana no es aceptable. Los daños de esta crisis se han dado en todos los países, al margen de sus condiciones económicas y niveles de desarrollo. Los más avanzados en este campo han sido afectados. No olvidemos que la primera potencia económica del mundo es la más afectada. La situación que vivimos nos invita a reflexionar en la solidez del ordenamiento social y el ilimitado crecimiento económico como meta. Hay otros valores que den sentido a la existencia humana.