El precio por vivir

Viviana Bernal Estrada

OPINIÓN|

Es probable que las medidas adoptadas respondan a la necesidad de “salvar” de la crisis a un Estado; sin embargo, no creo que se haya considerado el daño colateral que estas generan por la decisión de unos pocos privilegiados que ven el dolor ajeno tras una vitrina. Es tan ruin utilizar el nombre de una ley en apego a la “humanidad” cuando la misma humanidad está camino al declive de un caos mayor.

Familias sin ingresos, cambios repentinos en los comportamientos de los hogares, endeudamientos rebosantes, accesibilidad limitada, movilidad humana descontrolada, aumento de la delincuencia, servicios de salud colapsados, estudios a medias; en fin, son algunas de las repercusiones que pocos lo pueden entender en este momento que recién causa impacto la noticia. Los efectos serán graves repercusiones en la conducta diferenciada de cada persona.

Creo que al precio que se le pone por vivir debe considerarse políticas inmediatas de control de natalidad, de responsabilidad implícita en el cotidiano día a día, de sostener con valores y virtud lo que está en nuestras  manos y lo que es posible aún. La supra población desde hace varias décadas nos pasó factura y aún nos cuesta entender. La planificación familiar no es solo un tema intrínseco de hogar, es un tema de sociedad. (O)