Madres adoptivas

Édgar Plaza Alvarado

OPINIÓN|

Ningún vocablo expresa mejor el amor, la fidelidad y la fortaleza que hemos tenido o tenemos, que la palabra madre. De ellas siempre lo mejor, hasta su vida.

Pero hay mujeres que sin ser nada sanguíneo dan todo de sí por otros, como es el caso de las cuidadoras de los ancianos. Con los niños sin amparo hay la esperanza de al crecer vayan madurando, mejoren, progresen, hasta cuándo podrán valerse solos. Pero desgraciadamente con los ancianos no: llegan mal y cada día desmejoran más y más hasta el final.

La madre Raquel Fernández, la madre Alicia y 8 religiosas más, cuidan de aproximadamente 140 longevos menesterosos en el Asilo Cristo Rey, es decir cada una debe encargarse de más o menos 16 ancianitos, todos los días del año, todos los años, de mañana tarde y noche, sin días festivos ni sábados y domingos ni 1eros de mayo, 15 días de vacaciones anuales, horas extras ni nada. Alimentarlos, asearlos, cambiarlos reiteradamente en el día. ¿Cómo lo hacen? fácil: con afecto, amor al Altísimo, la Virgen María (son católicas, apostólicas, romanas) al Cristo Jesús. Donan su humilde sueldo al ancianato –las necesidades apremian y el dinero escasea críticamente– usan sólo un hábito pues no disponen de uno alternativo.  No hay horario ni asueto ni descanso. No protestan por las difíciles condiciones en las que realizan su noble labor, no piden aumento de sueldo, seguridades ambientes adecuados, nada que no sea fortaleza y más ternura para dar a aquellos que no tienen voz y vida, porque existir así es no vivir sobre todo en una sociedad deshumanizada como la actual.

Premios terrenales (sinceramente nunca les dan) son poco para lo que merecen, sin embargo, les espera algo mejor: galardones espirituales, perdón de fallas materiales y del karma que todos tenemos, acumulamos y traemos.

Sé que este escrito no llegará a nadie, quizá, pero quede como abatido llamado hacia el sacrificio de mujeres que relegaron veleidades del mundo a la atención de seres que el tiempo y la vida ya los dejó. (O)