Volver o no a las aulas y oficinas

Roberto Vivar Reinoso

OPINIÓN|

Con el 50 % de recargo que sube en varios casos al doble o más respecto a las planillas de marzo, están los valores de abril y mayo por consumo eléctrico e internet, debido especialmente a la teleducación y teletrabajo, aunque también incide el confinamiento. Sin embargo, los planteles particulares continúan cobrando pensiones completas, o rebajan apenas el 10 %.

Los hogares se preguntan cuánto durará esta situación, mientras aquellos serranos y amazónicos piensan ya cómo solventar los gastos al finalizar el actual ciclo lectivo y preparar el próximo, aún más si los estudiantes acceden a diferentes niveles educativos. Me pregunto asimismo quién guiará al estudiante en el hogar, cuando los padres y familiares, que ahora son más educadores que nunca, deban integrarse a sus lugares de trabajo.

También ha subido el consumo de agua debido al frecuente lavado de manos, sin contar la necesidad de alcohol, gel desinfectante, mascarillas, guantes, trajes protectores.

Hay otro factor importante que peligra si esto se transforma en “la nueva normalidad”: la socialización. Porque las aulas y oficinas, además de conocimientos y tareas, posibilitan el contacto personal para la amistad, el compañerismo, la interacción, el trabajo en equipo, la confianza. Aún más cuando las redes sociales encierran frecuentemente engaños, distorsiones, mentiras.

La situación empeora para aquel 51 % de latinoamericanos y 70 % de ecuatorianos que, según la Unesco carecen de mecanismos cibernéticos, pues bajará su calidad educativa, aunque algunos accedan a programas formativos por televisión y radio, que no son directos ni personalizados como exige el mundo moderno.

He aquí reflexiones que no quieren ser reclamos y ni protestas contra nadie, sino el ferviente deseo de retornar a la cotidianidad lo más pronto posible. (O)