Cada día un nuevo caso…

EDITORIAL|

Cada día el país amanece con la noticia de un nuevo caso de corrupción. Todavía no alcanza a digerir uno, cuando ya surge otro que hace olvidar al anterior o lo relega a un segundo plano. La pandemia del COVID-19 parecía que ponía un alto a todas las actividades, pero no fue así. Pillos de toda calaña y tamaño aprovecharon de la enfermedad y la muerte de miles de ecuatorianos para hacer negociados hasta con las fundas destinadas a los cadáveres producidos por la pandemia. La decisión de la Fiscalía de crear una unidad destinada exclusivamente a estos casos muestra la magnitud del problema. Pero la administración de justicia -en donde el virus de la corrupción no logra ser extirpado- no colabora, pues varios jueces posibilitan que siga la impunidad.

Primero fueron los hospitales del IESS los que se convirtieron, no solamente en el epicentro de la lucha contra la pandemia sino también en el núcleo de hechos de corrupción. El denodado trabajo de médicos, enfermeras y personal de salud fue contrarrestado por unos cuantos pícaros que vieron en la emergencia otra oportunidad para robar descaradamente. El mal ejemplo fue seguido en varias prefecturas y municipios del país. Los casos de corrupción en la compra de medicamentos e insumos médicos alcanzan varios millones de dólares y son dineros robados a la salud pública.

Los dos últimos casos a semana seguida son, primero la desaparición de cerca de diez millones de dólares que estaban destinados al hospital de Pedernales. Nadie sabe todavía cómo ni cuándo, pero esos millones fueron a cuentas particulares mientras el hospital es solamente un terreno aplanado que recuerda los mil doscientos millones que costó aplanar el terreno para la refinería en la misma provincia durante el correato. El último caso más parece un capítulo de telenovela de la mafia. Aviones robados, jóvenes recién enriquecidos con fondos públicos, miles de dólares en fundas que salen del país.