De arcada en arcada    

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

OPINIÓN|

Durante los seis años que colaboro con la página editorial de este diario, he recibido llamadas, mensajes de aliento y de felicitaciones, así como críticas constructivas y otras no tanto cuando los interpelados en esta columna se han sentido aludidos y ofendidos al leer artículos que, en mi opinión, los presenta tal y como son. Sin duda, la frontalidad les causa un prurito trepidante. Me atrevo a pensar que la opacidad de su conciencia sí les permite dormir tranquilos. Mis artículos, obviamente no. ¿Y a qué viene todo esto? Mientras que de arcada en arcada por las circunstancias actuales planeaba “tirar la toalla” por un tiempo y dedicarme más a temas históricos de mi reciente columna, sincrónicamente se sucedieron mensajes, llamadas y correos electrónicos apremiándome a no desmayar, a no callar mi voz. Y esto último resonó conmigo. Desde que tengo uso de razón, me he caracterizado por expresar lo que pienso, sin adulaciones. Siempre he sostenido que nada es casual en la vida, todo tiene un porqué y un para qué. Por eso, agradezco y recibo las palabras generosas de personas a las que ni siquiera conozco, como un estímulo para seguir escribiendo sobre las lacras sociales que nos gobiernan.

En el 2018, escribí el artículo “De Tumbo en Tumbo” describiendo el deplorable y decepcionante primer año de gestión del presidente de la república. Muy a nuestro pesar, el panorama no ha mejorado. La coyuntura actual nos fuerza a mentar la corrupción que, diariamente, copa casi todos los titulares de los medios de comunicación. Estamos sentados sobre montañas de podredumbre gestadas por funcionarios públicos quienes en los últimos días han sido sorprendidos con las manos en la masa, como el prefecto corrupto que entre vítores y abrazos comprados, salió de la cárcel a su casa. O, como los angelitos voladores de la avioneta siniestrada en Perú que iban a celebrar un cumpleaños con 15 millones de dólares.

El país está viviendo su hora más infausta en cuanto a corrupción se refiere. A puertas de las nuevas elecciones, los partidos políticos que compitan en el 2021, deberán exigir a sus candidatos como requisito principal una formación profesional sumada a varios años de experiencia. Un cargo público no es para deportistas ni para modelos. Mas sí para gente honesta, trabajadora y decente. (O)