Padre

Catalina Sojos

OPINIÓN|

Hoy cuando la muerte se ha convertido en el dolor de cada día y la vida es una urgencia, pensamos en todos aquellos que han perdido a su padre y celebrado el día internacional en soledad. Vaya para todos y cada uno nuestro abrazo. Sin embargo; tenemos la obligación de mantener el milagro de la vida. Así y a pesar de la pandemia, nuestro deber es saber amar con responsabilidad. ¡Ojalá y no se hayan dado reuniones de familia el día de ayer! ojalá y se hayan respetado las normas de bioseguridad. ¡Ojalá y no se haya abrazado al anciano, al padre, al homenajeado! Amar es una decisión y, por ahora, significa abstenerse de las muestras de cariño que impliquen peligro para la persona amada. Tiempos desastrosos en los que el demonio suelto del COVID -19 nos prohíbe la más mínima muestra física de cariño. Una vez más, estamos convencidos que sólo la lógica, el discernimiento, la inteligencia ayudará en la lucha. Las estadísticas oficiales nos cuentan que el contagio va en aumento en la misma medida que la indiferencia de la población y un mínimo pedazo de tela sobre la boca induce a la tentación de creernos protegidos. ¡Nunca como hoy el amor es la receta! Mandemos un beso volado a nuestros seres queridos y aprendamos a vivir en la humildad y el acatamiento de aquello que no podemos controlar. Cuando llegue el día, el cielo será infinito en el abrazo. Lo dicho. (O)