Invasión silenciosa

Hernán Abad Rodas

OPINIÓN|

 

Después de la caída del imperio romano, el mundo occidental nunca logró recuperar su unidad política, dedicó enormes energías a todos los campos de la actividad humana, y en los últimos quinientos años unió toda la superficie de la tierra en los planos económico y técnico; y hasta cierto punto en el plano cultural. Pero el occidente post romano, no alcanzó unidad política para sí mismo y para el resto del mundo, situación que considero se mantiene aún en la actualidad.

Luego del desastre planetario provocado por el Coronavirus, la influencia política de China tendrá mucho peso a nivel mundial, por el prestigio del que goza en la actualidad y por la experiencia de veinte y dos siglos en que los gobiernos chinos mantienen unidos políticamente a centenares de millones de personas, cuya soberanía política es reconocida y cuya influencia cultural se ha irradiado más allá de sus fronteras.

Actualmente China, se ha convertido en la economía más dinámica del planeta, tan cierta es esta situación, que el gigante asiático aún se esfuerza por dotarse de la mayor cantidad posible de reservas energéticas del mundo.  China probablemente exportó un virus letal como el covid-19 que tanta muerte de seres humanos ha causado, así como terroríficos daños en las estructuras económicas, políticas y sociales a nivel planetario, en especial en el mundo occidental.

El desembarco de los chinos en el mundo se observa como una INVASIÓN SILENCIOSA que va, desde la adquisición de negocios familiares y empresas, hasta mega préstamos a los gobiernos centrales en condiciones financieras menos ventajosas que las que ofrecen los organismos internacionales de créditos; peor sin las exigencias de orden político y social que éstos últimos suelen demandar.

Al ritmo del contagio, crece el control, ahora necesario para contener la plaga, pero luego ese control sofisticado será un mecanismo político perverso para el sometimiento. Esa es una las herencias que nos dejará la dictadura totalitaria de china. Y, será herencia perdurable, a menos que occidente logre renacer y rescatar la libertad, la responsabilidad y la solidaridad como fundamentos de la reconstrucción.

Con la pandemia lo que está en juego no son solo las vidas, está en juego la cultura de Occidente, las bases sobre las que se construyeron las sociedades, las libertades, el Estado de Derecho. Está en juego un sistema de vida. (O)