EDITORIAL|
Si consideramos que es esencial a la democracia la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, su vigencia en la Grecia Clásica era limitada ya que excluía a esclavos, periecos y mujeres del sistema. En la época moderna, este planteamiento político se trasladó a la realidad, siendo el primer país en ponerlo en práctica Estados Unidos al lograr su independen, cuyo 44 aniversario se conmemoró ayer. Ha funcionado ininterrumpidamente y todos los presidentes han accedido al poder mediante elecciones en los tiempos establecidos. Siendo desde hace varios años la primera potencia mundial y teniendo la mayor parte de Estados del mundo el sistema, es un hecho que va más allá del simple país.
Si la sociedad es cambiante, es importante en la democracia que se introduzcan cambios por vía legal. Por citar dos ejemplos, la esclavitud que excluía a los negros fue eliminada en 1883 y el derecho al voto femenino en 1920, lo que implica el fin de la exclusión de derechos a dos importantes sectores de la población. El ejército nunca ha intervenido en política eliminando dictaduras y que, es un país organizado con el sistema federal que elimina el centralismo y abuso de poder. Ante el fracaso político de la Revolución Francesa, Alexis Tocqueville viajó a Estados Unidos para explicar el éxito. Como resultado de sus investigaciones, en 1835 publicó su libro “La Democracia en América”.
Los países de América Hispana el emanciparse, optaron por ese sistema, pero, con diferencias, su funcionamiento ha sido pobre y las dictaduras basadas en la “razón de la fuerza” han desplazado a gobiernos legítimos en los que prima la “fuerza de la razón”. La vida humana se caracteriza por su permanente corrección de defectos deficiencias. No cabe renegar de la democracia por sus limitaciones, es importante que haya un permanente esfuerzo por superarlas. Sin caer en una irreflexiva dependencia, vale la pena reflexionar sobre el funcionamiento de la democracia norteamericana que, sin ser perfecta, es la menos imperfecta.
