Chango: vimos la necesidad de buscar una alternativa para el deportista

El profesional aportó con este implemento exclusivo para los deportistas.

Marco Chango, médico deportólogo. PSR

Marco Chango, experimentado médico deportólogo que ejerce esta profesión desde 1991, creó la “Mascarilla Élite”, exclusiva para los deportistas.

El profesional de la medicina que forma parte del cuerpo médico del marchista Jefferson Pérez, único medallista olímpico de oro del país y está 20 años al servicio del alto rendimiento, brindó mayores detalles en la siguiente entrevista:

¿Cuál fue la razón para inventar una mascarilla exclusiva para deportistas?

Todo emprendimiento y proyecto tiene su objetivo, por lo que nos vimos la necesidad de buscar una alternativa para el deportista.

El mundo entero al ser sometido por la pandemia, nos vimos obligados a utilizar estos implementos que pasaron a formar parte de nuestro día a día. Inicialmente se utilizaban mascarillas de quirófano y vimos la dificultad que producían las mismas con el solo hecho de estar sentado en una oficina, porque el aire que normalmente inhalamos y exhalamos se mezcla dentro de la mascarilla.

A pesar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que este proceso no produce ningún efecto, hemos encontrado pacientes con laringitis, faringoamigdalitis, infecciones respiratorias.

En nuestros atletas de alto rendimiento, en cambio, empezamos a observar que las frecuencias cardiacas que normalmente eran bajas a una cierta intensidad, empezaron a aumentar, lo que nos indujo a que la mascarilla producía cierto tipo de estrés y si tenemos incrementos de la frecuencia cardiaca el metabolismo energético empieza a producir niveles progresivos de ácido láctico y fatiga prematura en el deportista.

Luego vimos como se fueron originando algunas alternativas de mascarillas, incluso de algunas empresas deportivas en donde ofrecían una entrada y salida de aire, pero tampoco nos convencimos porque prácticamente era lo mismo.

Ahí prácticamente nació la idea, hace aproximadamente dos meses, conversando con mi hijo que es arquitecto-diseñador Paúl Chango.

¿Cuáles son las características de esta mascarilla?

Mi idea era hacer una doble cámara, en donde la parte superior tenga solamente la entrada para el aire que inspira por la nariz, y la parte inferior tenga tanto una entrada como una salida de aire, ¿Por qué también una entrada? … porque normalmente cuando el deportista entrena no respira solamente por la nariz, sino también por la boca cuando está agitado.

La parte interna de la mascarilla -que está patentada- es una estructura que al colocarse se divide en dos cámaras: superior e inferior, permitiendo que el atleta respire de una manera muy cómoda, es como no utilizarla.

Tengo mucha gente que ha llevado este producto, incluso oficinistas que me han dicho que no tienen problemas al respirar, incluso sentados horas en frente al escritorio, porque la mascarilla de por sí permite entrada de oxígeno a los pulmones y una salida de CO2 al exterior.

Tiene una válvula de inhalación, doble válvula de exhalación; es hecha de tela antifluido, 100% poliester y pesa 130 gramos.

¿Cómo avanza el proceso de patente?

Está muy adelantad con el IEPI (Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual). Le presentaremos el prototipo en los próximos días.

¿Cómo es la producción de las mascarillas?

Hemos realizado varios prototipos de mascarillas. La elaboración y fabricación nos ha tomado cerca de seis semanas.

Tengo que reconocer que en este proceso nos ha ayudado mi alumno Edison Miguitama, quien también es cinta negra. Él armó y logró plasmar el prototipo que construyó mi hijo Paúl.

Estos aciertos, incluso nos han permitido despertar el interés fuera del país, así como de todas las provincias y federaciones ecuatorianas por deporte. Tenemos pedidos de federaciones de México, Bolivia, Colombia, Perú.

Atletas como Elizabeth Bravo y varios marchistas se están sumando a este proyecto que busca de cierta manera: brindar noticias positivas en medio de tanta corrupción.

Estos emprendimientos de alguna manera aportan a nuestra sociedad. Pues atrás de este proyecto hay mucha gente que está trabajando, estoy seguro que ya habrá intermediarios…las academias de taekwondo me han empezado a solicitar y por qué no pensar que estas mascarillas sean utilizadas por niños…

¿Cuál es el costo?

El costo unitario es de 10 dólares y pueden conseguirlo en el hospital Monte Sinaí.

Los entrenadores de los gimnasios, por ejemplo, están anticipándose en las aperturas de estos espacios y han venido para hacer pedidos por mayor.

¿Algún dato adicional que desee agregar a esta entrevista?

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a mi hijo, quien fue el ganador de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires hace cinco años, así como a mi alumno Edison Miguitama, el fabricante de las mascarillas y a la doctora Tahís Meza, médico de la Secretaría del Deporte que trabaja con nosotros en el alto rendimiento que se encargó de la parte científica e investigación para descubrir si existen este tipo de mascarillas y no lo hay. (JMB) (D)