OPINIÓN|
Se acuerdan cuando se denunció que en la refinería del Pacífico en Manabí se había gastado un mil doscientos millones de dólares y lo único que había era un terreno aplanado? La gente condenó ese asalto a los fondos públicos y las fechorías de Odebrecht. Hasta hoy, no están presos los verdaderos culpables.
¿Se acuerdan cuando después del terremoto de Manabí se subieron dos puntos al IVA para ayudar a la reconstrucción? La gente supo, luego, que esos recursos se habían robado unos cuantos caciques. Hasta hoy no están presos los verdaderos culpables.
¿Se acuerdan cuando al inicio de la pandemia se descubrió que había funcionarios y contratistas que estaba negociando hasta con las fundas destinadas a los muertos? La gente dijo no puede ser que estos miserables trafiquen hasta con ataúdes y fundas para cadáveres. Hasta hoy no están presos los verdaderos culpables.
¿Se acuerdan cuando hace pocos días cayó una avioneta y se descubrió que en ella fugaba uno de los principales implicados en los negociados con medicinas en los hospitales públicos? El único preso, hoy dice no acordarse de nada.
¿Recuerdan la semana pasada cuando se descubrió que miles de tramposos de alto nivel político y algunos delincuentes han sacado ilegalmente un carnet de discapacitados para importar lujosos carros y no pagar impuestos, mientras muchos de los que sufren de discapacidad deben pasar hasta diez años para que les den un certificado? La gente dijo no puede ser que la política se use para tanta miseria humana. Los verdaderos responsables no están presos.
Esta semana seguramente se conocerá otro acto de corrupción y la gente se olvidará de todos los anteriores. Es la telenovela en que se ha convertido nuestra historia en los últimos trece años. (O)
