¿Se puede declarar exitosa la reestructuración de la deuda?, ¿qué no se ha dicho aún? | ANÁLISIS

Ilustración - Antonio Valdez

Redacción Web – Antonio Valdez

Durante esta semana supimos de los resultados preliminares de una negociación de deuda que el Gobierno ha levantado como una bandera de triunfo.  Sin duda se trataría de una noticia que puede sonar positiva, sin embargo, aún son varios los elementos a examinar. Uno de ellos es que se llegue definitivamente a entre el 67 % y 75 % de tenedores de bonos aprobando el acuerdo. Otro es conocer las condiciones legales del pacto, además sacar cuentas de cuántos bonistas desearon mantener las condiciones originales.

LO PRIMERO, ¿ESTÁ CERRADO EL ACUERDO?

La semana arrancó con un trino del Presidente que decía “reducir la deuda en $1.500 millones, bajar el interés de 9.3 a 5.2%, ampliar el plazo por 10 años más y 5 años de gracia para pago de capital. Con esto liberaremos más de $16.000 millones, en los próximos 10 años”, y la opinión pública continuó con su dinámica sin pararse en ciertos detalles.

Aunque el Gobierno declaró victoria, hasta ahora solo el 50 % de los tenedores de bonos accedieron al compromiso. Habría que esperar para finales de julio para que entre el 66 % y 75 % den paso al acuerdo y pueda entrar en vigencia. Pero todo parece alinearse para que sea así, pues mientras muchos países están evitando pagar la deuda, aplazando o declarándose en default, el Ecuador ha reiterado en miles de formas su compromiso para pagar su deuda. Incluso la ha prepagado en medio de la pandemia, periodo donde Ecuador acumuló la mayor tasa de muertes en exceso del mundo, según el Financial Times con más de 20 mil fallecidos además de atraso a servidores públicos, proveedores, despidos masivos, entre otras consecuencias.

Pero ojo, una pregunta se hace el economista Fausto Herrera: ¿Por qué anunciar una operación no cerrada?, ¿por qué dar marketing a un acuerdo aún abierto? “Esto puede incentivar que los inversores buitres eviten que se cierre la operación, comprando con información pública y conspirando para que no se complete (…) quizás los asesores pensaron que esto provocaría que se unan el resto de los bonistas, pero también se le puede abrir el apetito a los fondos buitres».

¿QUÉ DEUDA SE ESTÁ RENEGOCIANDO?

Finalmente, esta renegociación dejó ver detalles claros de los endeudamientos tanto de Moreno como de Correa. Se están renegociando USD 17.375 millones de deuda externa comercial, de los cuales USD 11.638 millones, es decir el 67%, fue deuda que tomó Moreno. Se trata de bonos de deuda que compran principalmente bancos extranjeros y fondos del Inversión y donde básicamente invierten para obtener una utilidad a futuro, aliviando al emisor de sus obligaciones de pago, y con esa liquidez éste reinvierta en proyectos que generen bienestar social, o lamentablemente para pagar otra deuda o para que se diluya en burocracia sin ver resultados.

Entonces el Gobierno intenta reestructurar la deuda de 10 bonos con un valor nominal de USD 17.375 millones y con un flujo nominal de USD 28.216 millones, es decir, monto final a pagar suma de intereses y capital entre 2020 y 2030.

Una vez que se supo con claridad el manejo de cifras de Richard Martínez, se puede reconfirmar que la deuda que dejó Correa no superó el 40 % del PIB como se repitió muchas veces, de manera que fue de 28 mil millones consolidada hasta 2016, si se toma en cuenta que en Ecuador casi no existe financiamiento privado al sector público, y no de 75 mil millones como anunció Lenín Moreno a principio de su mandato. Hasta el 2020 la deuda total consolidada es de 46 mil millones, advirtiendo que Moreno en tres años tomó 20 mil millones de deuda.

Por otro lado, el economista Juan Pablo Jaramillo, director de Ecuanómica, asegura que según cifras oficiales, solo en 2 años “el gobierno de Moreno endeudó al Ecuador en USD 10,594 millones de deuda externa, el 7.4% del PIB, y desendeudó al país en 2.485 millones de deuda interna, el 3.4% del PIB. A nivel agregado significa un nivel de mayor endeudamiento de 8.108 millones, el 4% del PIB”.

Cuadro de Ecuanómica con datos del MEF

 ¿QUÉ SE ACORDÓ CON LOS TENEDORES DE BONOS?

En términos generales se acordó disminuir el flujo nominal de la deuda (intereses más capital) a USD 27.312 millones, pero correrlo entre el 2020 y 2040, por lo que se estaría ampliando el plazo de la deuda en 10 años. De esta forma habría un ahorro de 904 millones sobre el flujo de la deuda y un alivio inmediato del flujo de la deuda, de hecho hasta el año 2030 en USD 16.453 millones. Sobre lo último, no se trata de un ahorro definitivo, sino de un diferimiento del pago.

El economista Manuel González insiste en dejar claro que la reestructuración no deja recursos adicionales. “Lo único que se ha logrado con esto es no tener que ir pedir tanta plata para pagar vencimientos de capital, es decir, adquirir deuda para pagar deuda, pero que el déficit fiscal primario (sin intereses) actual y proyectado sigue siendo inmanejable”.

Aún así a primera vista la reestructuración de la deuda parece ser un buen negocio para Ecuador, puesto que se redujo el servicio de la deuda, se extiende el plazo para pagar por 10 años y se alivió el flujo de la deuda hasta 2030, además es menor el rendimiento de la inversión, o sea que el Gobierno pagaría menos intereses que los pautados desde el inicio.

 SIN EMBARGO, NO ES TAN DEFINITIVA ESA PERCEPCIÓN INICIAL, ¿POR QUÉ?

¿Por qué no podemos cantar victoria por ahora?, porque lo único que está asegurado hasta este momento es que quienes salen ganando son los tenedores de bonos. El Ecuador solo ha comprado tiempo, ha pateado la piedra y debe recogerla más adelante.

Los tenedores están ganando porque en un escenario de incertidumbre mundial a ellos se les ha dicho “les vamos a pagar”. Incluso muchos podrán obtener mejores resultados de los esperados, ya que el valor nominal de la deuda difiere casi diametralmente del valor de mercado de la deuda y muchos de ellos verán mejorados sus retornos ya que compraron bonos hasta en el 30 % de su valor nominal. Por otro lado, Ecuador los deja en paz, nunca se habló de default, y en efecto nunca se sintieron amenazados y llegaron a la negociación con todas la de ganar, mientras en otros países se les dice “negociemos, porque no tienes de otra”.

Si se concreta el acuerdo, el Ecuador tendrá el beneficio de pagar la deuda externa comercial de Moreno en otros Gobiernos. En 2021 pagará USD 79 millones; en 2022, USD 292; USD 474 en 2023, y así in crescendo. En 2030 le tocará pagar USD 1807. Mientras  se negociaba esta deuda, mayoritariamente de Moreno, el país prepagaba deuda por cientos de millones que hubiesen seguramente contribuido a salvar vidas y mantener empleos y seguridad social.

Cuadro del MEF sobre la renegociación de la deuda

Por otro lado, Fausto Herrera advierte que hay que ver con lupa las condiciones legales del acuerdo. “Las financieras pueden pintarse bonitas, pero las legales pueden llegar a ser perjudiciales (…) por ejemplo las recompras obligatorias. Si mañana el Gobierno ve una ventana de recompra de oportunidad en el mercado de capitales, con una prohibición legal estaría impedido, o quizás si hay cláusulas de política económica”.

A esto hay que agregar que el ministro Martínez presentó todos los cálculos con un 100 % de los bonos ecuatorianos, y eso es casi imposible. Siempre hay un número de bonistas que no se acogen a la renegociación, de hecho todavía el Ecuador está pagando bonos Brady de los años 90 de acreedores que no se acogieron a la reestructuración.

¿CUÁNDO SE PODRÁ CONSIDERAR UN ÉXITO LA REESTRUCTURACIÓN?

Ecuador, a rasgos generales, tenía dos opciones: seguir el camino que está tomando Argentina, aplazar el pago de la deuda, invertir en salud y reactivación económica en plena pandemia, declarar el default y obligar a los tenedores a negociar en mejores condiciones para el país, esperando, quizás, poder recomprar la deuda como hizo Correa en 2009 con descuentos de hasta el 70 %, aunque eso respondía a otras condiciones y requiere de una liquidez que acá no se avizora en mucho tiempo.

La segunda opción era tomar el camino de prepagar la deuda y crear el ambiente para que los tenedores de bonos accedieran al compromiso preliminar con el que se cuenta hoy. Pero el costo de oportunidad es un concepto económico a tener en cuenta. Cuánto se pudo haber hecho con el dinero que salió en pago de deuda. Cuántas vidas se pudieron salvar. Cuántas empresas pudieron recibir oxígeno para sobrevivir. Cuántas familias pudieron mantener su nivel de consumo y sostener un poco más la economía nacional.

Finalmente se podrá determinar si los resultados de esta reestructuración son positivos o no, a inicios del mes de agosto, cuando se sepa si la mayoría calificada de los tenedores de bonos accedieron al compromiso adquirido preliminarmente por un grupo menor de ellos y si una vez eso se oficialice, el riesgo país cae a niveles que le permita al Ecuador entrar nuevamente al mercado internacional, intentando alcanzar financiamiento a tasas razonables.

Cuadro de relación de Ecuanómica con Datos del MEF, según la nueva metodología de deuda. Tanto a nivel agregado como a nivel consolidado.

¿QUÉ NO SE HA DICHO AÚN SEGÚN EL OBSERVATORIO DE LA DOLARIZACIÓN?

  1. «No nos dijeron que pospusieron pago de deuda por cinco años porque este año ya pagaron USD 2.682 millones, de manera que pagaron anticipadamente lo que debían pagar los siguientes años y que se hizo en medio de la pandemia», afirma el economista Andrés Arauz del Observatorio de la Dolarización.
  2. No dicen que detrás del acuerdo está el conocimiento de los bonistas de que a partir del próximo mes van a llegar dos desembolsos de USD 2.400 millones de bancos chinos por preventa de petróleo, y que en los próximos cuatro años el Ecuador debe estar pagando ese préstamo.
  3. No han revelado las restricciones jurídicas que limitarían el manejo financiero del próximo gobierno y que puedan prohibir al Ecuador recomprar deuda y evitarse demandas, si es posible además de ahorrarse dinero a futuro como hizo la gestión Correa en 2009.
  4. No nos dicen por qué no han llegado al acuerdo con los 67 % de los acreedores sino solo con poco menos del 50 %, lo que significa que pudiera haber aún otros negocios pendientes con Goldman Sachs y Credit Suisse.
  5. Tampoco han dicho nada sobre el verdadero impacto de los flujos posteriores al 2030, porque estaríamos ante una deuda externa convirtiéndose en una deuda eterna, «dos generaciones atadas a ella».

LOS MÁS REALISTAS

El experto en economía Manuel González advierte que de nada servirá si el compromiso de la clase política entiende que se “requiere de un compromiso de ellos para darle finalmente a la economía la certeza de que va a poder salir adelante con un poco de sacrificio que tendrá un alto retorno en el mediano y largo plazo”.

Fausto Herrera dice que este Gobierno heredó el acceso a los mercados con un riesgo país bajando hasta los 450 puntos y eso tomó 4 años de trabajo.

Herrera sostiene que la administración de Moreno abusó de esa plataforma y se “pasó de la raya”, y ese dinero se fue en importaciones y fuga de capitales. Ahora pretender que después de sellado el acuerdo baje el riesgo país y pueda regresar a mercados es casi imposible. El economista asegura que después de un “default se necesita un tiempo para mercadear la marca país, pero aquí vamos a decrecer en 10 % y las condiciones macroeconómicas no cambian de la noche a la mañana, hay que preguntarse quién va a prestar a alguien que no va a tener ingresos”.

Incluso entrando nuevamente a los mercados, la idea de tomar deuda fundamentalmente debe entenderse como una oportunidad para crear las condiciones de sustentabilidad de un país y hacerlo cada vez más autosuficiente. La clase política a partir del 2021 debe hacer el intento de asimilar que la deuda debe tomarse para invertir en desarrollo, refinerías para no importar Diéselhidroeléctricas para no importar energía, y quizás exportarla, o un sistema de producción de gas para mejorar condiciones de vida y quizás vender a los vecinos.