P y P

Aurelio Maldonado Aguilar

OPINIÓN|

El momento político y social que atravesamos es drástico y vital, siendo dos los azotes que flagelan nuestras depauperadas vidas. Pandemia y política son dos monstruos que vienen atropelladores e inevitables y que obligan a tomar imperiosas actitudes ante su embate, pues y serán los que marquen con candentes hierros nuestro país en cortísimo plazo. La pandemia desbordó toda predicción mundial y más aun la nacional y nos tiene contra las cuerdas, pues, por un lado, todo el enorme esfuerzo del sistema de salud es insuficiente y todos sus recursos humanos y físicos trabajan en condición de guerra, pues tenemos camas en carpas, pasillos, las de UCI son  cama caliente que apenas logran cambiar sábanas luego de una muerte o alta esperada por largos días y por otro lado, debido a la conducta de la población que tiene que ganarse el sustento diario y sale obligada ante el hambre, sin mascarilla ni protección y en apretados cardúmenes humanos en lugares públicos donde forzosamente deben hacer trámites, ayudará para un nuevo y fatal rebrote epidémico.

La otra plaga, la política, apenas se vislumbran fechas de elección, nacen y renacen nombres como pandemia también y lastimosamente volvemos a caer en las mismas demagogias y políticas anteriores que nos tienen igual de postrados. Nombres sin el menor respaldo ético, moral, intelectual y sin ninguna visión de futuro, excepto encaramarse en el poder para seguir las mismas prácticas, contubernios y delincuencias organizadas claras y con escalera jerárquica como se ve hoy, que vienen desde la misma presidencia y se regodea en instituciones llena de ineptos y palurdos personajes sin ninguna formación -hay excepciones- que una vez llegados a la inmunidad otorgada por nuestro absurdo voto, se pavonean y muestran actitud de salvadores, decretando leyes una tras otra en contra del pueblo, ilógico votante.

Empecemos con urgencia a tomar medidas salvadoras en contra de estas dos plagas. Volvamos a estricto control de medidas y prohibición total de movilizaciones y reuniones, incluso familiares, toque de queda, ley seca, que toda acción de este tipo será benéfica; por otro lado, empecemos a pensar en penas drásticas, incluyendo prisión perpetua o pena de muerte, si llegase el caso, para facinerosos que asalten bienes públicos. Llegó el momento en el cual, el pueblo consciente y deliberante, imponga conductas y frene latrocinios y atropellos. (O)