Agostamiento

María Eugenia Moscoso C.

OPINIÓN|

En el ciclo vegetativo, el agostamiento es el ciclo que asegura la perennidad de una planta. Es así que, en el mes de agosto, año tras año, registramos el proceso de agostamiento que, no es otra cosa que secar o perder el exceso de calor en las plantas, para asegurar que la vida perdure. Los árboles botan las hojas y, el tronco y sus ramas, quedan libres de verdor.

Podemos utilizar, desde una dimensión metafórica, este proceso que se da en la flora, para asimilar o enlazar, aquello que está registrándose en los seres humanos, si no en su dimensión física o externa, sí en su proyección anímica. Como nunca antes, al menos en un siglo, la raza humana está sometida a un proceso de debilitamiento. Una enfermedad contagiosa agrede a los seres humanos y su dimensión volitiva decae, día a día. El miedo al otro, por el posible contagio al virus, permite que el aislamiento sea la forma de vida más conveniente, a fin de estar libres del contagio.

Cada día nos preguntamos: ¿hasta cuándo? El agostamiento en las plantas cumple con su ciclo: la sabia vuelve a nutrir a la planta y crecen las hojas y los frutos. El Covid es un virus que impide la regeneración humana. Chupa la sangre y cada día se torna más vulnerable la situación de los seres humanos. Podemos hablar de un agostamiento, tanto físico como anímico, y no encontramos la sabia que nutra el corazón del ser humano. El debilitamiento se hace presente y, al anularse la capacidad respiratoria, el hombre o la mujer sucumben antes el virus.

La única salida a este mal, será contar con una vacuna que impida al virus hacer daño al ser humano. ¡Formulamos votos porque esas vacunas lleguen pronto a los seres humanos! (O)