Las otras tragedias

Mario Jaramillo Paredes

OPINIÓN|

El país sufre en estos tiempos tres grandes tragedias: el coronavirus, el desempleo y la corrupción. La primera de ellas subsistirá mientras no salga y esté disponible la vacuna, que se anuncia para inicios del próximo año. Dependemos en este caso- como en muchas cosas- de lo que se haga en otros lugares y de que llegue hasta nosotros lo más pronto posible. Pero, además, dependeremos de que esas vacunas se distribuyan a través de un sistema transparente que respete prioridades y no deje fuera a nadie por razones económicas, como ocurre en el campo de la salud. En un país en donde, como acabamos de ver, se hace negociados hasta con las fundas destinadas a los cadáveres, exigir transparencia es fundamental para cuando llegue la vacuna.

La solución de las otras dos tragedias- en cambio- no depende de lo que se haga en otros lugares. Depende íntegramente de lo que lo que hagamos aquí.

Prevenir la corrupción será uno de los principales desafíos del próximo gobierno. Y, castigar a quienes siguen en la impunidad. Algunos de los culpables ya están por salir de la cárcel y la mayoría fugó. Algunos de los fugados ya anuncian que volverán a participar en las elecciones. Pocos años de condena y millones de dólares para vivir, es un buen negocio para gente para la que no existe la palabra honor ni honestidad. Y, la impunidad, es un mal ejemplo que alienta a nuevos pícaros.

La tercera tragedia – el desempleo- deberá merecer todo el empeño del próximo gobierno a través de reactivar la economía. Si hasta antes de la pandemia, seis de cada diez personas no tenían trabajo, hoy deben ser siete, de cada diez. Es una tragedia mayúscula que lleva a millones de ecuatorianos a la incertidumbre de no saber si mañana comerán o podrán dar lo elemental a sus hijos. (O)