Fruto de la perseverancia

María Eugenia Moscoso C.

OPINIÓN|

Cuando el amor y la perseverancia presiden una relación de pareja -personalizada en el caso excepcional de los ecuatorianos Julio César Mora de 110 años de edad y de Waldramina Quinteros, de 104 años- aspiramos toda suerte de bendiciones para ellos y para su familia.  Juntos han recorrido casi ocho décadas, desde que contrajeron matrimonio en febrero de 1941. Con todo el derecho, esta pareja podría hacerse eco de los versos del poeta español, Antonio Machado y decir “caminante no hay camino / se hace camino al andar.” En este afán, los Mora-Quintero han abierto camino: cinco hijos (fallecido el mayor, Washington de 58 años), 11 nietos, 21 bisnietos y 9 tataranietos, registrando en la historia familiar cinco generaciones en torno a esta pareja de ancianos centenarios, que lideran el lugar más destacado, en el mundo entero. Desde esta ubicación, los Record Guinness, con sede en Londres, a partir de 1954 y con casilleros en New York, China, Japón y Emiratos Árabes, han nominado a estos ecuatorianos como la pareja de casados más longeva del mundo, con una edad combinada entre los dos, de 214 años y 358 días. Estos esposos han recorrido el escenario de la educación en calidad de maestros, profesores y catedráticos y han expresado que “la educación nos permitió trazar una ruta para todas las generaciones de nuestra gran familia.”

Para quienes hacemos este país, constituye un motivo de gran satisfacción el homenaje ofrecido a esta pareja de ecuatorianos, que presiden una gran familia, tres de cuyos nietos están relacionados con el Azuay, en la rama Mora Encalada. Para ellos nuestra felicitación y auguramos algunos años más en plenitud y en verdadera unión familiar. (O)