Una mirada diferente al mundo interior de la cárcel de Turi

Piezas talladas y obras de ebanistería son creadas por las manos de los presos en el CRS de Turi.

Aunque es una sola realidad, hay dos panoramas opuestos en el Centro de Rehabilitación Social (CRS) Sierra Centro Sur, ubicado en el sector de Icto Cruz, en Turi, en Cuenca.

Uno es el de agresiones, extorsiones y violencia, que parece inherente a casi todas las prisiones del mundo. Este es el que más transciende y por lo tanto el más conocido por la sociedad.

El otro, muestra la esperanza, aspiración e interés, de quienes están privados de su libertad, por conseguir una verdadera rehabilitación. Este es el panorama que poco o menos se conoce fuera.

Para verlo hay que recorrer este recinto penitenciario, que tiene una capacidad para 2.760 detenidos y que actualmente alberga a 2.520. De estos 180 son mujeres.

Rómulo Montalvo, coronel, en servicio pasivo, de la Policía Nacional, es el director de esta cárcel desde abril de este año. Aunque reconoce que hay cosas por corregir muestra que ha habido cambios innegables.

Para Montalvo si bien las personas que están allí han perdido su libertad por sus actos, merecen una oportunidad para enmendar sus errores y aportar a la humanidad. Y esto es precisamente lo que buscan, dice.

Por ejemplo, entre 20 y 25 reclusos trabajan todos los días en un terreno que hay dentro. Cultivan tomate, maíz, cebolla, apio, ajo, fresas, fréjol, cebollín, habas, uvilla, y más tipos de hortalizas, vegetales y legumbres.

Rodrigo Aucay, exgerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Coopera Ltda., quien está detenido desde 2013, es quien los dirige y capacita. Han implementado un sistema de riego por aspersión.

Aucay explica que los residuos orgánicos que salen de la cocina son usados para hacer abono natural, pues el objetivo es que aprendan a trabajar en sembríos agroecológicos, sin el uso de ningún químico.

Indica que los productos que obtienen sirven para promover una alimentación sana en los reclusos. Trabajan junto a él personas de la tercera edad, con discapacidad y quienen están por salir en libertad.


LEA TAMBIÉN: El fiscal del Azuay Leonardo Amoroso pidió abrir investigación sobre las fotos del Mangajo y Juan Bernardo O. en la cárcel de Turi.


La próxima semana, según anuncia Rómulo Montalvo, iniciarán con la crianza de pollos, en una parcela de unos 6.000 metros cuadrados (m²) Comenzarán con 100 aves.

Cerca de un centenar de detenidos también ha sido autorizado para trabajar en los talleres de carpintería, con los que cuenta este centro. Tienen maquinaria, herramientas y equipos de alta tecnología.

Confeccionan muebles, camas talladas, veladores, mesas, sillas, escritorios, puertas, separadores, además de una serie de artesanías en madera. Hacen diversidad de lacados, maquetería y torneados.

Algunos se han especializado en dar finos terminados a las piezas y consiguen verdaderas obras de arte, como un barco miniatura con detalles y un pequeño vehículo Hammer, con parlantes.

Hay reclusos que se han especializado en el uso de fibras de madera que vienen en forma de tableros y que se comprimen con resina sintética para lograr figuras exclusivas.

Combinan técnicas de repujados, moldeados y laminados para hacer cuadros, animales, soportes, utensilios de hogar, adornos e incluso prendas de vestir.

Esta cárcel también tiene un taller de mecánica automotríz e industrial completamente equipado con herramientas manuales e hidráulicas. Allí trabajan presos que son parte de proyectos puntuales.

Uno de los detenidos, que está asignado a este espacio, es ingeniero mecánico y ya ha fabricado dos vehículos Buggy. Está por finalizar un tercero. Allí reparan partes de motores y piezas metálicas.

Andrés Zea, funcionario, es quien está a cargo del área laboral, y según dice, el propósito es que los reclusos salgan tras aprender un oficio que les sirva para conseguir un espacio laboral o para emprender.

En esta sección también hay un taller de costura, con casi una doce de máquinas de coser, en donde hombres y mujeres hacen todo tipo de prendas de vestir y muñequería.

Por esta temporada producen mascarillas y otros útiles de protección por la pandemia de la Covid-19. Trabajan bajo diseños y buscan innovar con capacitación en nuevas técnicas.

Otros detenidos han optados por aprender a tejer redes para canchas de ecuavoley, arcos de fútbol y labores de pesca. También fabrican esferos y otras piezas en material plástico. De igual manera hacen perfumes.

En este establecimiento penitenciario igualmente han reforzado su policlínico. Tienen cinco médicos que atienden unos 100 pacientes por día, dice Mónica Rambay, médico y coordinadora de esta sección.

Ofrecen atención en emergencia, consulta externa, medicina general, medicina familiar, ginecología, psicología clínica y odontología. Han implementado 80 camas para atender a pacientes con Covid-19.

Hasta ahora no han sido ocupadas debido a que han conseguido controlar la propagación de este virus. Actualmente unos 30 detenidos están en observación. Cuatro fallecieron con esta enfermedad.

Los reclusos asimismo tienen la posibilidad de asistir a terapia con un experto en esta área: Francisco Saquicela, galeno, con quien cumplen jornadas diarias para ayudarlos a superar las secuelas del encierro.

Un grupo de detenidos igualmente ha sido delegado para las tareas de limpieza y reciclaje de todas las áreas. La Empresa de Aseo de Cuenca (EMAC EP), les donó uniformes para identificarlos.

A decir de Montalvo, tiene un plan para que el dinero, resultado de la venta de los productos que hacen o cultivan los detenidos, vaya a una cuenta de ahorro de cada uno.

Esto además de motivarlos, les pemitirá tener un fondo cuando salga con lo que pueden subsistir hasta conseguir empleo, o incluso destinarlo para iniciar algún negocio o emprendimiento.