Condenados pero fugados

Gerardo Maldonado Zeas

OPINIÓN|

Con la sentencia por el caso sobornos 2012-2016, se ha iniciado la investigación al menos de una veintena de presuntos delitos conexos. Es decir, alguna documentación encontrada involucraría nuevamente a varios de los sentenciados, y a otros personajes aliados, que pronto se conocerán de manera oficial.

En medio de la algarabía ciudadana, por la condena a los delincuentes del caso más emblemático de los últimos tiempos, existe un profundo pesar al saber que la gran mayoría no podrán cumplir sus penas, al estar fuera del país, algunos con ubicación conocida, otros fugados sin rastro; la condenada Duarte escondida en la Embajada de Argentina, y solamente Mera y Glas en Ecuador.

El gran debate del Derecho Penal que aborda el “no abuso” de la prisión preventiva, y la sustitución de esta medida por otras, como el portar el dispositivo electrónico, las comparecencias periódicas ante el Juez o Fiscal; y la prohibición de salida del país, no han surtido mayor efecto. En varios casos de delitos contra el Estado, esta manera de controlar al investigado ha sido un fracaso, porque en las caras y en las barbas de los entes de control, los procesados se han fugado, inclusive uno de estos, hasta se fue despidiendo.

Para la CIDH no es posible mezclar en un mismo espacio a procesados y sentenciados; y, una larga prisión preventiva provoca que los jueces no tengan celeridad para sentenciar. Tampoco se puede propender al hacinamiento en las cárceles, lugares en los cuales se carece de espacio para una rehabilitación social adecuada.

En varios países de América Latina existen una gran cantidad de procesados sin condena por delitos menores, y debería la justicia acelerar su trabajo para aliviar esta carga. Sin embargo, en los casos de delitos como el cohecho, concusión, enriquecimiento ilícito, en los cuales los procesados son exfuncionarios públicos, y los elementos de convicción son claros, la prisión preventiva es una necesidad clamorosa; de lo contrario, se les juzgan, les condenan, pero hace rato ya se escaparon, riéndose de todos. (O)