Cultura en cuarentena

Tito Astudillo y A.

OPINIÓN|

Aprendiendo a convivir con el Coronavirus y sus secuelas, tocó reorganizar la agenda diaria personal, familiar, laboral y comunitaria con nuevos parámetros de conducta social que privilegien la prevención teniendo, en el uso de la mascarilla, el distanciamiento y el lavado de manos, una triada de protección, reforzada con el ejercicio físico, medidas higiénico dietéticas, relación amigable con la Naturaleza y una urgente actividad cultural recreativa, reflexiva y testimonial.

Ahora, como en todas las épocas de incertidumbre que agobiaban a la humanidad, que fueron muchas, algunas aún presentes en el imaginario universal como advertencia y ”mea culpa” también, el ser humano tiene que reinventarse para sobrevivir: jornada laboral virtual, educación virtual y emprendimientos inimaginables necesarios, y desde luego en los aspectos culturales, porque siendo seres sociales por excelencia la creatividad aflora por tendencia utilitaria, estética y testimonial necesariamente; y vemos un inusual florecimiento cultural en diferentes ámbitos de su expresión: poesía, teatro, música, pintura, fotografía; recitales, exposiciones, ensayo, publicaciones virtuales y ortodoxas con presentación virtual que sacraliza al Zoom como una nueva modalidad presencial, que llegó para quedarse, porque es igual de aplicable a la vida social, laboral, educativo: recitales, presentaciones, conciertos, exposiciones, conferencias, entrevistas, oficios religiosos, reuniones académicas, familiares e incluso un café virtual que devuelve un espacio a la amistad.

En este contexto destacamos el trabajo de artistas, intelectuales e instituciones llamadas a sostener el movimiento cultural en la ciudad: Casa de la Cultura, universidades, unidades culturales institucionales, editoriales, medios de comunicación y colectivos culturales que, como “Salud a la Esponja” (colectivo de creadores/escritores/visuales) prepara una publicación testimonial.