Libres, para ser elegidos

Gerardo Maldonado Zeas

OPINIÓN|

De manera minuciosa, con maledicente tenacidad, los involucrados en el proyecto de Centro Democrático, todos alrededor de los condenados a 8 años de prisión por cohecho, más algunos silenciosos o ya ausentes de estos lares, hoy identificados por los jueces del Caso Sobornos 2012-2016, con las alertas del caso a la Fiscalía, han tejido un enredo inmoral, en el caso de las inscripciones a candidatos a la presidencia y vicepresidencia.

Hablando con pleno Derecho, las candidaturas de Araúz y el que sea el binomio, no deberían aprobarse en el CNE. Argumentos jurídicos existen y de peso, incluido el principal: Correa no se presentó de manera personal a inscribir su candidatura; por tanto, no puede ser ni habilitado, ni tampoco inhabilitado, y en consecuencia reemplazado.

Da pena escuchar a quienes fungen de analistas electorales, decir que sería un atentado contra la democracia no inscribir a este binomio. Una torpeza diría yo, de quienes se rasgan las vestiduras, y hacen alardes contra la ley. Allí están los ex CNE, Simón, Paredes y, Moscoso, correístas contumaces, tratando de dar cátedra para que se consuma la impunidad. Y los fanáticos dándose el lujo de realizar plantones, pidiendo el “respeto a la democracia y el derecho a elegir” como sea, rechazando sin darse cuenta, a la “república ordenada” a la cual aspiraba Platón.

Correa y sus secuaces, han creado todo un libreto, para en principio, burlarse de la fe pública, brindando un espectáculo poco edificante al pueblo elector, para luego victimizarse, y preconizar una irreal persecución. Cuando caminaron con la tablet, sabían que Correa no podía inscribirse. Después buscaron a Rabascall, y le proclamaron, con bombos, platillos y discursos efusivos. La noche del miércoles pasado de manera electrónica, volvieron a inscribir a Correa, sabiendo que tiene sentencia ejecutoriada. Una burla, un pésimo precedente para la democracia; el populismo es así, inverosímil, manipulador, no le gusta ceder el poder, a quienes, caminando en libertad, buscan alcanzar el favor popular. (O)