¿Bicentenarios virtuales?

Las fechas no cambian, son inamovibles; nos acercamos al 9 de octubre y al 3 de   noviembre en que se conmemoran doscientos años de la independencia de Guayaquil y Cuenca. Lo que han cambiado en forma muy seria son las circunstancias y condiciones de estas celebraciones, alterando los programas que por este motivo se habían elaborado en estas ciudades. Los efectos de la pandemia que agrede al mundo han influido con fuerza en el ordenamiento de las formas de vida y pautas de conducta del comportamiento cotidiano, y no hay indicios suficientes para poder conocer cuándo se podrá retornar a la normalidad total.

En otras áreas de satisfacción de necesidades fundamentales en la vida humana, como educación y compraventa de productos, se ha recurrido a tecnologías actualizadas por los fuertes avances de la informática. Tendrá que transcurrir algún tiempo para contar con una evaluación realista de los resultados, sus éxitos y sus falencias. ¿Hasta qué punto será realista trasladar estas programaciones al campo de lo virtual? Es factible, pero difícil de predecir el impacto popular que esta forma de conmemoración tendría, tomando en cuenta que, tradicionalmente, hubo eventos de importantes aglomeraciones populares –como desfiles y fiestas- que por hoy están vedadas.

Vale la pena tomar en cuente que, de unos años a esta parte, la amplia difusión de la televisión e internet han hecho posible que un creciente número de personas prefiere “asistir” a eventos desde la comodidad de los hogares como los deportivos –antes inaccesibles por la distancia- u otros a los que hay la posibilidad de concurrir. Pero, en otros casos, como fiestas populares en las que el baile es fundamental, disfrutar de ellos virtualmente es irreal. En todo caso, es una oportunidad para poner en práctica estas alternativas, aceptando sus ventajas y limitaciones, teniendo en cuenta que el proceso de inteligencia artificial no se detiene.