Cuencanos construyen respiradores para donarlos

Tras una serie de procesos e investigaciones, Galo y Pedro crearon un respirador artificial.

Los respiradores fueron elaborados con el apoyo de la empresa Indurama. Cortesía

Cuando en marzo se declaró la emergencia sanitaria en Ecuador, los hermanos Galo y Pedro Ochoa empezaron a trabajar en un prototipo de respiradores.

Mucho antes que la pandemia arribara en el país, ellos ya sabían lo que se sentía no contar con una máquina para respirar, y con el nuevo coronavirus, que todavía sigue generando complicaciones y necesidades en la población, decidieron que tenían que hacer algo.

Empezaron con prototipos básicos, con los cuales se buscaron mejorar los ventiladores de “ambu” que se estaban construyendo en Ecuador. A través del conocimiento médico de Galo y el conocimiento mecánico de Pedro se trabajaron en los primeros respiradores.

“Habíamos visto que se presentaban estos ventiladores que tenían algunos errores. Entonces fuimos mejorando esos sistemas que se estaban mostrando en la televisión”, explicó Galo.

A los hermanos se uniría Santiago Zeas, quien se encargaría de la parte electrónica. A través de varias pruebas, se construyeron alrededor de 25 prototipos hasta llegar a contar con una máquina final que sería probada en animales.

Validación

Con el respirador terminado, el proyecto fue presentado a Indurama. La empresa realizó un control de calidad de cada una de las piezas que habían sido utilizadas en la construcción de la máquina

“Todo fue un proceso de prueba y error. Desde la forma hasta el manejo se hicieron pruebas. Luego Indurama verificó las certificaciones de calidad, de los componentes y de los proveedores. Porque no es solamente hacer. Tenemos que ver una trazabilidad para construir más porque la pandemia no ha terminado”, dijo Pedro.

En el proceso de construcción colaboraron la Universidad del Azuay e investigadores de Argentina, Colombia y España con su conocimiento sobre respiradores.

Además de Indurama, el prototipo final fue presentado a las autoridades nacionales para que se valide su funcionamiento. Tras la revisión, el proyecto ha recibido ya los permisos necesarios para funcionar.

Donación

Con el aparato funcionando y con la validación, se construyeron ocho respiradores. Desde un principio, los hermanos se habían propuesto que, una vez terminadas las máquinas, estas serían donadas a las casas de salud públicas.

“Nuestro objetivo es donar a cualquier institución que necesite. Si en un hospital o centro de salud están saturados y no cuentan con los respiradores, nosotros les entregamos. Nos demoramos quince minutos en instalar”, dijo Galo.

El siguiente paso, si la situación en Cuenca lo amerita, será construir veinte ventiladores más. Esto dependerá de lo que suceda en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales. (AWM)-(I)