Más de la Asamblea

Marco Carrión Calderón

OPINIÓN|

En días pasados el ex asambleísta Daniel Mendoza ha soltado la lengua y ha hecho conocer la forma en la que los asambleístas acostumbran vender sus votos, recibir coimas, conseguir cargos públicos para sus parientes y amigos a cambio de acciones vergonzosas. Ha dicho que el “modus operandi ha sido el reparto de cargos y de cuotas de poder”. Denunció el reparto de Hospitales públicos y que muchos nombres para directores de aquellos fueron dados por vendedores de insumos y medicamentos.

Ese tipo de acciones son frecuentes en esta nefasta época del correísmo y morenismo. Los ecuatorianos sentimos asco y vergüenza de esa tal Asamblea que ha sido incapaz de hacer algo bueno. Los don nadie que fueron llevados a ella sólo por sus méritos borreguiles se han destacado por la corrupción de todo tipo, desde la coacción a sus asesores y más empleados, hasta recibir maletas llenas de billetes.

Para lo que no han servido en absoluto es para su función específica que es legislar. Un ejemplo basto: el Código Orgánico de Salud. Ocho años para elaborarlo y, como era previsible, mal hecho. Tenía que ser así pues los tales asambleístas son gente improperada en lo que sea trabajo legislativo, ni se diga en lo que a salud se refiere. Ellos lo que saben es cómo conseguir dinero mal habido y cargos públicos, cómo extorsionar, cómo vender sus votos.

Y es increíble que algunos de esos dichos asambleístas quieren seguir lucrando de ese organismo público y se van a presentar para la reelección.  Cínicamente pretenden seguir ganando una muy jugosa remuneración por hacer casi nada, con asistir basta, no se necesita saber nada tampoco. Encuestas con un 2 % de aprobación popular al trabajo de esa Asamblea, que haya más de 60 legisladores enjuiciados por diversos motivos, son una clara demostración de lo que ese organismo representa. (O)