¡Revisar las sentencias!

OPINIÓN |

Un candidato presidencial ofrece combatir el desempleo, la corrupción, mejorar la economía del país, disminuir los índices de pobreza, pero, nunca he oído, o será que el pudor político se va volviendo una pieza de museo en el país, que un candidato ofrezca “revisar las condenas” de una caterva de pillos que se encuentran encarcelados por haber abusado de los fondos públicos, de otros que se encuentran sentenciados por delitos indiscutibles pero que están fugados del país y de otros cuyos juicios se encuentran en trámite. El “proponente” de semejante esperpento jurídico y moral es el candidato correista, a quién le han convencido que con su sonrisa de emparamado y promoviendo la libertad de sus cuates, puede llegar lejos en la carrera presidencial.

Se dice “curarse en sano” cuando a través de una acción alguien se anticipa a las circunstancias y ello es en lo que ha emprendido el correismo de cara a las próximas elecciones. Como ya lo hemos descrito anteriormente, el fascismo de Musolini, el nazismo de Hitler, el populismo y el despotismo de Castro, de los Somoza, de Pinochet, de Pérez Jiménez, de Batista, de Chávez, contaron en su momento con numerosos adeptos, por lo que no debemos asustarnos que el correismo mantenga sus seguidores en el Ecuador cuyo voto permita un bloque de esta tendencia en la próxima Asamblea, bloque que, ya lo sabemos, gracias a las declaraciones de su emparamado candidato, se va a preocupar, fundamentalmente, de que se revisen las sentencias de los miembros de la banda. Glas, Capaya, Bravo, Mosquera, Espinel, Soliz, Duarte, el primo Pedro, el ñaño Fabricio, etc., etc., deben encontrarse de plácemes. ¿Cómo irán a hacer estos “angelitos” para liberar a sus ñañones? ¿Se reeditara nuevamente lo de la metida de la mano a la justicia?

En una reunión  correista se coreaba: “Arauz presidente, Correa inocente”. Y nuestro emparamado del cuento aseveraba que sus compinches se encuentran presos por su “modo de pensar”. Yo le digo al candidato Arauz que se ha aprendido mal esa parte del discurso, no están presos por su modo de pensar sino por su modo de robar. (O)