Candidatos

Mario Jaramillo Paredes

OPINIÓN|   

Candidato – en su etimología latina- viene de candidus, que significa blanco. Candidato en idioma ecuatoriano es lo que quieren ser algunos “presuntos” delincuentes para quedar amparados por la inmunidad que les dan las leyes electorales.

En la antigua Roma el que aspiraba a ser electo para el Senado, vestía la túnica blanca, distintivo de los candidatos. El color blanco en latin es “cándido” y, según el gran Diccionario de Coromines, significa también “sin malicia”. En Roma se sobreentendía que los candidatos eran los mejores ciudadanos, impolutos, los padres de la patria, encargados de crear leyes justas y de buscar el bienestar del pueblo.

 En el Ecuador algunos candidatos visten ropa de presidiarios y grilletes y les sobra malicia. El curriculum es sustituído por el historial delictivo que se oculta con aquello de “perseguido político”.

En nuestro país no siempre fue así. Hubo tiempos en que los candidatos eran prolijamente escogidos entre los mejores ciudadanos. El Congreso, los concejos municipales, los consejos provinciales, tenían generalmente gente del mejor nivel de los distintos partidos. Debatían fogosamente, pero con razones.

Después vinieron los tiempos en que la patada sustituyó a las razones. La capacidad, la formación, los antecedentes de los candidatos, cedieron en muchos partidos al cantante, la bailarina o al que había metido el gol con el que la selección clasificaba al mundial. Los buenos candidatos fueron minoría frente a los que tenían historial de fechorías o, lo que es casi peor, a los sumisos cuya experticia era levantar la mano para votar según las órdenes del caudillo.  Y, lo peor de todo, es que la mayoría de los ecuatorianos cayeron en la trampa y eligieron reiterada y neciamente mal, para luego disculparse diciendo que se equivocaron… (O)