Una cuestionada remoción

EDITORIAL|

Aprovechar la noche para comunicar la resolución de que el director de la Delegación del Consejo Nacional Electoral en el Azuay ha sido removido sin decirle por qué, dice mucho de los tres vocales del CNE que hacen una mayoría autárquica.

Si bien Jorge Harris, titular de esa Delegación, era funcionario de libre remoción, no es menos cierto que se le debió notificar previamente o pedirle que renuncie.

Cuando en un ente público predomina la dictadura del voto, y peor prevalida de que hasta puede destituir al Presidente de la República si llegare a entorpecer el proceso electoral, se es capaz de todo.

La tal mayoría sufrió un revés luego que el ciudadano designado para reemplazar a Harris no aceptó el cargo; además, porque la Comisión Nacional Anticorrupción, sección Azuay, le ha hecho saber que el ungido tiene un proceso legal en su contra.

La cuestionada remoción hasta deja dudas de fondo. Es que quedan apenas tres meses para las elecciones. En estos días debe contratarse personal idóneo, ético -digitadores por ejemplo-, precisamente para que se garantice la pureza del sufragio.

Aquellas son designaciones que no se prestan para pagar favores políticos o quedar bien con los círculos sociales o familiares; peor para una pretendida manipulación o chantaje.

A estas alturas del proceso electoral, remover a un funcionario sin explicar los motivos, no solo que deja un tufo, sino que da paso a la improvisación, como ya ha sucedido al nombrar, para otras instancias del CNE, a personas que no tienen ni remota idea de lo que son tales procesos ni del marco jurídico que les sustenta.

En la Delegación del CNE en Azuay ya hay un feo precedente durante las elecciones seccionales de marzo de 2019, cuando “desde lo alto” se obligó a receptar candidaturas fuera de la hora permitida. Esto hizo que el director de esa instancia prefiera renunciar.

Resta saber si habrá un azuayo honesto y con suficiente autoestima que quiera aceptar una designación proveniente de la mayoría absoluta del CNE, que funciona quién sabe con qué intereses y hasta revestida con pujos de grandeza.