Demasiado tiempo hemos callado

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Sí, voy a hablar nuevamente del centralismo. O, mejor dicho, de esta suerte de centralismo que de tanto en tanto se mezcla con una deliberada e insultante indiferencia a lo que Cuenca es y representa para el Ecuador.

Y la verdad es que a nadie sorprendió la ausencia del Presidente de la República en la sesión solemne que conmemoró nuestros doscientos años de independencia. No sorprende, pero si ofende. Insulta la relevancia del cantón que alberga la industria más relevante, los tesoros naturales más valiosos, y se ha constituido en capital patrimonial, académica y cultural del Ecuador.

Lo que sí sorprende, en cambio, es el desparpajo con el que los delegados del gobierno central hablan de numerosos proyectos y “estudios en marcha” en las áreas de la conectividad y la infraestructura. Estudios del nunca jamás y proyectos que llevan más de una década de espera. Buenas intenciones que, como una broma de mal gusto, se ofrecen cada vez que un burócrata capitalino nos visita. Y para muestra, analicemos dos ejemplos ocurridos en los últimos días: El primero será Cuenca y el forzado compromiso de transferir dos millones de dólares por el convenio de delegación de la Panamericana Norte y ni un centavo más. Y el segundo ejemplo será Manta, el 4 de noviembre durante sus fiestas de cantonización y la oferta del gobierno central por otorgar 170 millones para la red vial y el aeropuerto.

Y claro, esto no tendrá nada de nuevo. Cuenca es un pueblo hecho a sí mismo. Una urbe cosmopolita y progresista que no le debe nada a nadie, y menos al gobierno central. Sin embargo, la ofensa se mantiene y es hora de defender el legado de los abuelos. Y esto no será tarea solamente de autoridades o políticos de turno. Será tarea de la academia, la empresa privada, las cámaras y todos los ciudadanos que sabemos amar y defender nuestra tierra.

¡Demasiado tiempo hemos callado! Y eso es peligroso, porque es difícil protestar para quien se ha acostumbrado a callar y hace tiempo que ha dado la hora de levantar la voz, antes de que olvidemos como hacerlo… (O)