Héroes anónimos

Hernán Abad Rodas

Existen hombres, mujeres y jóvenes motivados por el afán de servir, se incorporan a diversas instituciones de servicio social, para aportar con su granito de arena a lograr la felicidad de tantos seres que sufren y anhelan encontrar una mano amiga que les dé un poquito de luz, para encontrar el camino hacia ella.

Un ejemplo de lo mencionado fue Juana Catalina Ochoa Palacios: Bióloga, destacada deportista y estudiante, líder estudiantil de las facultades de Ciencia y Tecnología de la UDA; mientras cursaba una Maestría en gestión ambiental en la Universidad Estatal de Chile, en la Ciudad de Rengo donde estaba radicada, se incorporó de voluntaria a la segunda compañía de Bomberos, destacándose por su entrega al servicio de los demás.

El 22 de octubre del 2018, por el fallecimiento de su abuela materna, retorna al país. Al iniciar la ceremonia fúnebre, presentó un paro cardio-respiratorio, regresando al seno de la madre tierra a devolver los elementos que le fueron prestados de ella. Al cumplirse 2 años de su prematura partida, la municipalidad de la ciudad chilena de Rengo para perennizar su recuerdo, designó una arteria vial con su nombre.

La ciudad de Cuenca a la que amó y representó dignamente, y como un justo homenaje para quien fue parte de este grupo de HÉROES ANÓNIMOS, de alguna manera debería también inmortalizar su nombre como ejemplo para las futuras generaciones.

Los sobrevivientes de las tragedias humanas en sus despertares recuerdan a quienes acudieron en su auxilio en los momentos en que ellos se alimentaban de pan amasado con sangre y bebían agua mezclada con lágrimas, ellos plantan sus almas y sus corazones en los rostros de estos héroes anónimos y en campos distantes apartados de los caminos del tiempo.

Para muchos seres humanos, la secuencia de su existencia se marca en el nacer, crecer, educarse, trabajar y morir, para otros, lo fundamental de su vida es cumplir todas las etapas anteriores, pero junto al trabajo, incluyen el servicio a sus semejantes, que consiste en devolver a la sociedad, lo que ella le ha entregado en las distintas fases de la vida.

Estas letras que he escrito con la sangre del corazón y la pluma de la solidaridad sobre el rostro del amor, sean las mensajeras de mi respeto, y admiración para los héroes anónimos, muchos de ellos sepultados en las tumbas del olvido. (O)