¡Que respondan los candidatos ¡

Hugo Lucero Luzuriaga

La violencia contra la mujer se ha constituido en una lacra de la tan cacaraqueada normalidad, en un estigma para todas las mujeres del mundo y en una bofetada a la inteligencia de los seres humanos.

Siendo considerado el 25 de noviembre por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el “Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, y estando a las puertas de un proceso electoral es importante que los candidatos se empoderen de este problema que se agudiza por la falta de apoyo de gobiernos y Estado, y a una cultura generada de siglos de dominación masculina con desequilibrios de poder.

Exponemos algunas situaciones casi que desapercibidas, pero que son expresiones de violencia contra la mujer como: mujeres violentadas por el mismo compañero-agresor ante el encierro por la pandemia; trabajadoras sexuales, lesbianas, bisexuales y afines maltratadas y discriminadas por la sociedad; mujeres indígenas y de minorías étnicas marginadas por el racismo; empleadas domésticas abusadas sexualmente y  despedidas de su trabajo; mujeres lideresas y políticas desplazadas por no respetarse la paridad de género; mujeres e incluso embarazadas ladeadas de las oportunidades de trabajo y de superación, en fin, seres que son minimizados por el solo hecho de ser mujeres.

Ante este drama, las interrogantes se multiplican y dirigimos algunas de estas hacia los “tantos” candidatos a la Presidencia de la República del Ecuador, esperando repuestas por cualquier medio para las compatriotas muchas de ellas defraudadas y desilusionadas, preguntas como: ¿Cuáles son las propuestas para erradicar o en algo paliar la violencia contra la mujer ecuatoriana?  ¿Tendrán las mujeres las mismas oportunidades que los hombres en lo político, laboral y en general social?  ¿Qué porcentaje de mujeres formarán parte de su gobierno?

Un tema harto difícil que esperemos se haga conciencia, al menos, con motivo del “Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, y, específicamente ojalá las respuestas no sean, casi como siempre, demagógicas, clientelares y oportunistas. (O)