Problema electoral

Marco Carrión Calderón

El Tribunal Contencioso Electoral ha dispuesto, con carácter de obligatorio, que el Consejo Nacional Electoral inscriba la candidatura presidencial de Álvaro Noboa, a pesar de que el candidato no cumplió con la obligación legal de inscribirse dentro del plazo previsto por la Ley, hasta el 7 de octubre.

El CNE, a pesar de haber dado nuevos plazos a otros y festinado las disposiciones legales con la “mayoría de la Atamaint”, en el caso de Noboa decidió no acatar la ilegal disposición. Ilegal por donde se la mire. Allí ardió Troya. Los inefables miembros del TCE se sintieron desobedecidos y comenzó una gresca increíble que nadie sabe a dónde irá a parar.

¿Cuál será el móvil para que haya tanto empeño en conseguir la candidatura de Noboa? Que hay una poderosa motivación política es indiscutible. ¿O simplemente poner de chimbador a ese curioso y medio ridículo personaje a quien la designación de candidato le queda muy grande? ¿Quizá quieren que haya una nota chistosa con ese señor que de política parece entender poco o nada, pero que sí sabe comportarse de manera cantinflesca? ¿Será que hay dinero de por medio? Todo es posible en este desventurado país.

Parece que esos dos organismos electorales no consideran suficiente afrenta para el país haber inscrito a Arauz y Yacu Pérez y desean hacer algo más en el campo de las bromas indignantes. El candidato Pérez tiene el proyecto de vender barriles de agua para solucionar los problemas económicos del país. El señor Arauz dice que con el oro de unos 30 celulares viejos conseguirá más oro que en las minas; y que en los primeros días de gobierno “regalará” 1.000 dólares a cada uno de un millón de ecuatorianos para dinamizar la economía.

Aparte del trío mencionado antes y de Guillermo Lasso, el único “buen candidato”, de los demás no hay que hablar por pena o discreción. (O)