Entrenadores cubanos con alma azuaya impulsan el deporte local

Las reuniones sociales son importantes para mantener el “calor cubano”. Cortesía

11 entrenadores cubanos actualmente prestan sus servicios profesionales en Federación Deportiva del Azuay (FDA), aportando sus conocimientos en diferentes deportes y disciplinas.

Algunos radican en Cuenca desde hace varios años, adaptándose a su cultura, clima, gastronomía, gente, aunque para muchos inicialmente no fue nada fácil hacer Patria lejos de la Isla. 

Guillermo Camacho, entrenador de ajedrez, comparte que la tristeza que lleva en el corazón por dejar a sus seres queridos en Cuba se contrarresta en algo con las reuniones que planifican mensualmente con sus compatriotas. 

En dichos espacios, que están suspendidos momentáneamente debido a la pandemia, comparten sus tradiciones. Juegan dominó y ajedrez, beben con moderación el tradicional “roncito”, comen, bailan, bromean, charlan, cantan, ríen… 

“Nos reunimos en diferentes casas en donde preparamos cositas de picar, por lo general algo salado como aceitunas, chicharrones, galletas. Con mis alumnos también solíamos reunirnos para jugar partidas rápidas de ajedrez junto a un gringo”, expresa.

“Debido a la pandemia este año lamentablemente no pude viajar a mi país para pasar allá Navidad y Fin de Año, obviamente extraño mucho a mi familia, pero no me quejo ya que en Cuenca las personas son muy amables y me hacen sentir como si estuviera en mi tierra”.

Es así que el ajedrecista pasó Noche Buena con su enamorada cuencana. “He llegado a adaptarme tanto a la ciudad que ahora prefiero más el frío que el calor y me gusta el cuy”, cuenta entre risas.

Guillermo, quien llegó al país en diciembre de 2014, tomó la posta a su papá “Chicho”, experimentado estratega que estuvo al frente del ajedrez azuayo durante cinco años. “Gracias a Dios me ha ido bien en todo este tiempo, en realidad estoy muy agradecido con Federación Deportiva del Azuay. Quiero seguir con el legado que dejó mi padre”. 

Tiene familia cuencana

Eriel Grenier actualmente ocupa el cargo de director de la Coordinadora Técnica Metodológica de FDA. Él es uno de los primeros cubanos que vino a Cuenca para contribuir en el engrandecimiento del deporte provincial.

El isleño hasta ahora recuerda el 3 de mayo de 1997 como si fuera ayer, una “fecha especial” en la que arribó a la capital azuaya, gracias a un convenio que Ecuador mantenía en ese entonces con Cuba Deportes.

Grenier llegó acompañado de Ineido Soler, Roberto Bacallao y Pablo Pozo, especialistas en baloncesto, ciclismo, atletismo y judo. “Vinimos con dos objetivos: fortalecer, asesorar y formar entrenadores; así como prestar nuestros servicios en los Juegos Sudamericanos de Cuenca 1998. Todos teníamos experiencia en deporte y docencia”.

Ese mismo año conoció a su esposa: Priscila Cordero, con quien procreó tres hijos de 10, 16 y 21 años (Sofía, Eriel y Erick, quien es seleccionado nacional de baloncesto). “Prácticamente hice mi vida en Cuenca, arribé a esta ciudad demasiado joven, hoy tengo 55 años”.

En 1999 tuvo la oportunidad de incorporarse al Departamento Técnico Metodológico de FDA, que estuvo bajo la dirección de Fausto Mendoza. “Con el paso del tiempo fuimos adquirido una amplia experiencia, permitiendo que me independice. Hace muchos años no tengo dependencia con Cuba Deporte”, acota. 

El apasionado por el baloncesto cuenta que varios cubanos han prestado sus servicios profesionales en Azuay. Hoy en día, incluido Eriel, son 11 isleños que forman parte de la fuerza técnica azuaya, que en total cuenta con 89 estrategas, entre ellos: Guillermo Camacho (ajedrez), Diolvis y Dirovis Nicolás (boxeo), Odalis Cabrera (gimnasia), Lázaro Díaz (karate), Wiliam Álvarez (taekwondo), Roberto Morell (tiro con arco), Raúl Bar, Alberto Domínguez (coordinadora técnica metodológica), Annia Pérez (médico), quienes tienen contratos directos con FDA.

“Hemos hecho una gran amistad con todos ellos. A veces nos reunimos a tomar un cafecito en los momentos libres, especialmente con los hermanos Nicolás, quien reside en el Complejo Bolivariano…”.

Grenier comparte que antes visitaba con frecuencia Cuba por su mamá que lamentablemente falleció. “A pesar que son muchos años que no voy a la Isla, no he perdido el acento todavía… Creo que esta fusión de culturas es positiva porque en definitiva somos latinos y hablamos el mismo idioma, aunque a veces nos cueste mucho comunicarnos”, sostiene mientras lanza una gruesa y potente carcajada como su voz, una característica de los cubanos que generalmente hablan con un tono alto.

No obstante, confiesa que por momentos siente cierta nostalgia. “Lo que más extraño de mi país es el barrio donde crecí, a mi nieto e hija que estuvo aquí (en Ecuador) y regresó a la Cuba. Casualmente ayer estuve revisando fotografías y me vinieron muchos recuerdos…”.

Fusión de culturas

Wiliam Álvarez, entrenador de taekwondo, vive media década en Cuenca junto a su esposa e hija de 12 años, ambas de nacionalidad venezolana. “Hasta este momento, Gloria a Dios, nos sentimos a gusto, no hemos tenido ningún problema”, dijo.

A pesar de pasar lejos de su natal Cuba en las fiestas de Navidad y Fin de Año, destaca que está contento en la capital azuaya. “En la Isla vive mi mamá y mis hermanos. Me siento como en casa. Siempre les digo a mis atletas que llevo en mi corazón a esta linda ciudad, por lo que estoy muy agradecido con sus habitantes”.

Álvarez coincide que las reuniones sociales con sus coterráneos son importantes para fortalecerse espiritualmente. “La comunidad cubana es muy unida donde quiera que se encuentre; nos reunimos y compartimos con propios y extraños, ya que también invitamos a cuencanos con el fin de intercambiar culturas. Así, por ejemplo, bailamos salsa y merengue; comemos arroz con gris (frejoles negros), chancho asado, yuca y ensalada…Todo es válido para recordar, aunque sea un momento a nuestra cálida Cuba”, concluye. (JMB) (D)