Vacunas y transparencia

No faltaba más. El plan de vacunación contra el Covid-19 es cuestionado en Ecuador, donde, cuando menos en tratándose de la salud, debe haber transparencia.

A las quejas ciudadanas, incluso de la clase médica, sobre las pocas dosis importadas inicialmente y a su escasa distribución hacia los hospitales públicos, como en el caso de Cuenca, ahora se suman las provenientes por los vacunados que no estaban en la lista inicial y los inmunizados en centros privados.

En la cúspide de esta tormenta está el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, cuya destitución la pide el Defensor del Pueblo.

En Cuenca, médicos del hospital Vicente Corral Moscoso revelan que solo 13 de los 108 que estaban en la lista de personal autorizado para ser vacunados pertenecen al área Covid. Y, según el plan del Ministerio de Salud, estos tenían la prioridad, porque son los que combaten a la enfermedad “en primer línea”.

De acuerdo a la versión de los médicos, entre esos no autorizados constaría el gerente del hospital; como también lo estuvo la comunicadora social del hospital del IESS en Quito.

Lo que más ha enervado al país es la vacunación en un centro geriátrico privado de Quito, sin que sea parte de la fase piloto. No niega que, en ese lugar, una de las residencias geriátricas más exclusivas del país, están algunos de sus familiares.

El ministro lo justifica. Argumenta que el plan de vacunación no es rígido; y que las 100 dosis, materia de la polémica, se pusieron al personal sanitario de primea línea que atiende a pacientes con Covid-19.

Desde el lado humano, la justificación del ministro es entendible, no así que se irrespete el plan diseñado por su cartera de Estado. Y peor, que en otros hospitales se replique la misma actitud. Esta, ante los ojos de una población ávida por vacunarse asoma como reprochable e indolente.

La Defensoría del Pueblo y el Comité de Transparencia del Proceso de Vacunación exigen que se trasluzca la información, se les permita ingresar a los hospitales para vigilar que el plan se cumpla a rajatabla. No hacerlo, casi es como hacerle el juego a la pandemia.