¿Voto racional o emocional?

Análisis político Marco Salamea Córdova

Al acercarse cada proceso electoral siempre se habla de la importancia de que la gente vote reflexivamente; sin embargo, las características de sociedades como la ecuatoriana, y el tipo de cultura política que predomina en esta, harían inviable que el grueso de la población tenga un voto reflexivo o de opinión y que, por tanto, en general siempre predomine un voto emocional o clientelar.

Esta situación tendería a agravarse en el marco del actual proceso electoral, que culminará con las elecciones del 7 de febrero. Y esto por las peculiaridades que ha asumido dicho proceso en el marco de la pandemia.

Entre esas peculiaridades está el excesivo número de candidatos a la presidencia de la República lo que, unido a una campaña electoral oficial de apenas 35 días y al gran desafecto de la gente por la política, hace casi imposible que la gran mayoría de electores pueda conocer y analizar cada uno de los planes de Gobierno y, razonadamente, decidir su voto; amén que de estamos ante un público electoral cuya débil formación política (léase “analfabetismo político”) no le permite identificar claramente el carácter de los proyectos ideológicos-políticos, que están en juego tras las propuestas que realizan los diversos candidatos.

En estas circunstancias se puede prever que en estas elecciones el voto tenderá a ser más emocional y, por ende, menos racional que antes. Por esto mismo no es sorprendente que casi todos los candidatos presidenciales hayan apelado, con mucha más fuerza que antes, a una increíble fiebre de ofertas, la mayoría ciertamente demagógicas, con el interés de conquistar el voto a partir de sembrar ilusiones y “esperanzas”, sobre todo entre los sectores que más están sufriendo la agudizada crisis económica, social, política y ética que vive el país.

Casi todos ofrecen empleo (dos millones, 1 millón, etc.) créditos baratos (al 5 %, al 2 %, al 1 %, etc.), salud gratuita y de calidad para todos, libre ingreso en las Universidad, internet para todos, combate a la corrupción (que incluiría la devolución de los dineros logrados con esta.), bonos, rentas básicas, vacunación rápida, etc. Pero, por supuesto, nadie habla del paquetazo o “paquetito” económico, que con seguridad se dará al comienzo de su futuro gobierno. (O)