Luego de las elecciones   

Hugo Darquea López

Con los resultados preliminares de las elecciones del domingo pasado, si bien quedan unos datos por precisar para los candidatos Pérez y Lasso, aún se debe cumplir con la Ley electoral y sus sistemas de verificación, ahora bien ya  se ha definido la votación mayoritaria por el cambio del modelo político y económico del llamado socialismo del siglo XXI, el setenta por ciento, unos puntos menos o más, aportan la diferencia entre la pretensión de perpetuarse en el ejercicio poder, habida cuenta su  carga de corrupción a ser extirpada de raíz, y las aspiraciones legítimas de la sociedad, que busca construir su destino de prosperidad y  justicia.

A más de los procesos negativos de orden  financiero, cuando el petróleo llegó a cotizarse hasta 150 dólares por barril, con un alto ingreso de divisas por el comercio exterior, recaudaciones tributarias sin precedentes, con las funciones del estado controladas de forma totalitaria, en franca ruptura de la institucionalidad del Estado de Derecho, la marginalidad y el subdesarrollo, siguen siendo el estigma de la comunidad social, por eso los resultados de estas elecciones nos desafían a la construcción de una sociedad realmente humanista.

El Presidente electo no debe ser el comodín del correato.  Es de esperar que en Abril, el Ecuador ratifique su decisión y reivindique su historia de dignidad, justicia social y democracia. Por eso el Candidato que entre en la segunda vuelta, contra el modelo corrupto de la década dictatorial,  puntualizando las  diferencias de gestión con el  gobierno del Presidente Moreno,  tiene el deber de abrir el horizonte de esperanza para la Patria. El trabajo cotidiano de los ecuatorianos es su única garantía de superación y construcción del bien común. (O)