Domingo siete

Juan F. Castanier Muñoz

Se utiliza la frase “sale con domingo siete”, cuando alguien emprende en una acción sorpresiva o descabellada, y el domingo anterior parece que no fue la excepción, porque los resultados electorales no dejaron de sorprender a muchos de los ecuatorianos. Los candidatos presidenciales Pérez y Hervas obtuvieron votaciones más allá de las esperadas. En el caso de Pérez, a más de la votación atribuible a Pachacutik y el apoyo de sectores vinculados a la conservación del ambiente, comparte con Hervas la votación de amplios sectores (posiblemente un 20 % del electorado) que definitivamente no se inclinaron ni por Arauz ni por Lasso y que vieron en las candidaturas mencionadas, una interesante opción.

El correísmo mantuvo su 30 % de votación, sostenido en buena parte, y especialmente en la costa, por la oferta de los mil dólares “para pagar las deudas”. La estrategia fue perversa y efectiva. Perversa, como la mayor parte de las estrategias correístas, porque es imposible de cumplir, es decir, representa un engaño monumental a la gente pobre. Y, efectiva, porque les dio muchos votos en aquellos sectores vulnerables a la demagogia y el populismo.

La segunda vuelta, con el recadero de Bélgica y Lasso o Pérez, no va a estar exenta de los entremeses propios de la politiquería criolla, mismos que ya empezaron desde el lunes 8 con acusaciones de fraude y con Correa, el prófugo, intentando echar leña al fuego para que se peleen Lasso y Pérez y, quién quiera que vaya a la segunda vuelta, el otro no le ayude y pueda facilitarse un eventual triunfo de Arauz. Para el correismo esta elección es vital porque de ganarla significaría, por propias declaraciones del “recadero”, el archivo de los procesos judiciales de todos los correístas enjuiciados, prófugos, presos y el acariciado retorno del Ali Babá belga y sus 40 ñañones. Si pierden, en cambio, como todo parece predecirlo, porque los grupos involucrados, directa o indirectamente se han pronunciado en tal sentido, tendrán que desarmar las maletas, tomarse los helados ya derretidos, guardar los proyectos de indulto y preparar un nuevo recadero para el 2025.  (O)