Atletas concentran en Salinas pensando en el clima de Tokio

El grupo encabezado por el profesor Julio Chuqui busca que el organismo empiece adaptarse al calor y humedad

Los azuayos trabajaron ayer en la pista de la Escuela Superior Militar de Aviación, en Salinas, a 30 °C. Foto Julio Chuqui.

El feriado por Carnaval fue la ocasión propicia que encontró un grupo de atletas para desarrollar una base de entrenamiento y un test de evaluación a nivel del mar. El objetivo es que el organismo se vaya adaptando al calor y humedad que los acompañará en los próximos Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

Los deportistas de fondo suelen beneficiarse de la cantidad de oxígeno que hay en las ciudades costeras, pero no hay que descuidar su sistema de termorregulación, indica el profesor Julio Chuqui.

Es así que hasta el próximo 28 de febrero estarán concentrados en Salinas, ciudad situada a 8 ms.n.m. Lo primero que Chuqui puso en su maleta fue un Infocus porque como actividades complementarias harán análisis de video con énfasis en la técnica y observarán videos motivacionales.

La termorregulación es la capacidad del organismo de regular y mantener su temperatura corporal así cambie la temperatura ambiental. La temperatura corporal normal de los seres humanos oscila entre los 36,5 y los 37,2 °C, con variaciones que dependen de la actividad física o de la condición fisiológica que presente el organismo.

Concentrados 

Para cumplir con el protocolo de bioseguridad, el pasado 12 de febrero se realizaron las pruebas de covid cuantitativas: los marchistas Paola Pérez, Daniel Pintado; la maratonista Paola Bonilla; y el fondista invidente Darwin Castro con sus guías Sebastián Rosero y Diego Arévalo.

El campamento se concretó con recursos de los comités olímpico y paralímpico del Ecuador, así como con el apoyo de la Federación Ecuatoriana de Atletismo y la Federación Deportiva del Azuay. Chuqui asegura que tratan de no dejar nada a la improvisación porque “no solo intentamos poner la marca sino ser protagonistas”.

Pintado y Bonilla entrenan con la tranquilidad de estar clasificados a Tokio. Sin embargo, el marchista azuayo -quien hace poco vio nacer a su segundo hijo- anhela presentarse en la mayor cantidad de eventos “y volver a sentir esas sensaciones de la competencia” que no las tiene desde que empezó la pandemia (marzo 2020).

“La falta de competencia afecta psicológicamente”, dice y añade que, de ser posible, antes de ir a suelo asiático le gustaría mejorar la marca personal (1h20m44s) que la instauró en 2019.

 

Agenda trazada

Pérez con su compañera de equipo Magaly Bonilla están en proceso de buscar la marca olímpica en 20 km marcha. “He trabajado bastante en los temas que me han perjudicado mucho en las competencias, hemos hecho las evaluaciones y estamos confiados y conscientes que estamos en la marca”, indica la “Piru” tras recordar que ya va a cumplir un año bajo la dirección de Chuqui.

En ese objetivo de conseguir la marca tienen agendados: el Nacional de Macas (13 de marzo), el Gran Premio de Rio Maior, Portugal (10 de abril), la Copa Panamericana de Guayaquil (8 de mayo), el Campeonato Sudamericano de Atletismo, en Buenos Aires (14 de mayo).

La última oportunidad para clasificar sería el Gran Premio de La Coruña, España (5 de junio), pero es algo que quieren evitar “porque en la psiquis, el estrés, la presión a los deportistas les afectaría bastante por eso les he dicho que a la primera oportunidad que tengamos intentemos dar todo de nosotros”, enfatiza Chuqui.

Deporte adaptado

Castro con sus guías Rosero y Arévalo aspiran convalidar las marcas en 1.500 y 5.000 metros (T11 discapacidad visual total) durante el Gran Prix de Túnez que se llevará a cabo del 18 al 20 de marzo. El atleta cuencano obtuvo diploma en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y en Tokio quiere buscar podio. (BST)-(D)


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