El legado del morenismo

Roberto Vivar Reinoso

El 2,3% de votos obtenidos en las elecciones presidenciales por la candidata oficialista, Ximena Peña, refleja el sentir popular sobre el régimen morenista. ¡Qué lejano al 67% alcanzado en la consulta del 2018, con el cual pensó reestructurar el Estado a través de Julio César Trujillo! Algo consiguió pero especialmente deshacerse de los camaradas incómodos, para ir hacia quienes consideraron su ascenso al poder como “descarado fraude”. Así acentuó el fraccionamiento nacional, centrándose en el implacable combate al correísmo cobijado bajo el socialismo del siglo veintiuno, del cual formó parte desde la cúpula vicepresidencial.

Esto en lo político. Con relación a la economía, la mayor incidencia negativa vino desde el derrumbe en los precios del petróleo, el coronavirus, la baja recaudación tributaria, la condonación de las deudas privadas, la imposibilidad de atraer inversiones, el creciente riesgo-país. Conjunto de factores que obligaron a endeudarse hasta el 57% del PIB y renegociar las obligaciones con los acreedores externos.

No son lamentos sino realidades que deberá afrontar el próximo gobierno, cuyos dos finalistas ya deberían estar definidos hacia el balotaje, prolongado sin embargo por el acuerdo entre Lasso, Pérez y el CNE para recontar todos los sufragios en Guayas y la mitad en otras 16 provincias. Fue negado la semana pasada hasta proclamar los resultados oficiales. Así peligra también la posible alianza electoral CREO-Pachakútik-Socialcristianismo.

Moreno no dejará entonces “la mesa servida”. Antes bien los problemas financieros se han complicado, aunque siempre hay soluciones basadas esencialmente en la creatividad y lucha de los propios ecuatorianos. Saldremos a flote utilizando bien las urnas como expresión suprema de la democracia y soberanía popular. (O)