Incidentes electorales

El Consejo Nacional Electoral, demostró lamentablemente que no estuvo a la altura del proceso eleccionario cumplido el 7 de febrero pasado, cuando generó desde un principio una serie de confusiones, que han determinado una dura pugna entre los candidatos finalistas al segundo lugar en los comicios de primera vuelta.

La Presidenta del organismo, cometió un grave error al anunciar en la misma noche de las elecciones el triunfo apretado de uno de los candidatos que disputaban el segundo lugar, en tanto uno de los vocales del CNE la desmentía a través de un medio de comunicación, con lo cual aumentó la confusión que provocó inicialmente una errada estimación a boca de urna, aparentemente alejada del estrecho margen de votos de la reñida contienda por el segundo lugar, en tanto el movimiento Pachakutik y sus organizaciones filiales califican de supuesto fraude el resultado de los conteos de votos realizados por el organismo, incluidas las revisiones de actas que se produjeron en el Guayas, acordadas por los dos candidatos en pugna.

Pero cabe también señalar responsabilidades a los aspirantes al segundo lugar en la justa electoral, ya que si hubo un acuerdo formalmente resuelto por ambas partes, con la presencia de los vocales del CNE y los observadores internacionales de la OEA, no se debió de manera abrupta y unilateral calificar de “ilegal y anticonstitucional” al propio acuerdo logrado para evitar mayores incidentes, con cuya ruptura el país entero se halla en riesgo de entrar en una convulsión social, dentro del marco de la pandemia y la crisis que vive el Ecuador a consecuencia de ella.

Es evidente que ha faltado sensibilidad y patriotismo de parte de los dos aspirantes a participar en la segunda vuelta, con diferencias mínimas en cuanto a su posicionamiento electoral, lo cual, evidentemente, no puede más que favorecer al candidato que resultó en primer lugar en los pasados comicios.