Soledad del presidente

Hugo Lucero Luzuriaga

Faltando dos meses y medio aproximadamente para dejar la Presidencia el primer mandatario del Ecuador se está quedando cada vez más solo, los amigos, enemigos, compañeritos, partidarios, funcionarios y afines le están abandonando. Razones muchas, justificadas y no justificadas, pero que conllevan una gran carga de ingratitud, antivalor que esconden muchos seres humanos.

El Presidente debe estar añorando aquellos tiempos en los cuales tenía el apoyo de más del 70 % de los ecuatorianos, empero, debe estar recapacitando sobre sus no pocas “meteduras de pata”, las deslealtades de sus colaboradores, su debilidad para tomar decisiones duras pero necesarias para el país. Se cuestionará por qué tantos vicepresidentes. Recordará con melancolía a María Paula, la que tomaba en su nombre las decisiones y ponía el “pecho a las balas”, repensará que si fue leal al mandatario o a sus causas personales. Se preguntará si es justo y prudente que el mimado Juan Sebastián, ante su sorpresa, se separe sin justificar su deserción. Se interrogará si es aceptable que su Ministro de Gobierno renuncie aduciendo tener riesgo al coronavirus y evadiendo responsabilidades de los graves incidentes carcelarios. No terminará de aceptar que su genial Ministro de Salud “importado” renuncie, eludiendo responsabilidades y auto desterrándose al país del norte.

La soledad está conduciendo a que implemente soluciones parches, a que pierda de una vez por todas el liderazgo y, sobre todo, recaiga en errores. Por lo descrito, los ecuatorianos EXIGIMOS que se gobierne con responsabilidad hasta el último día del mandato a sabiendas que estamos  frente a una crisis social, económica, política y lo más grave sanitaria, que obliga a tomar decisiones urgentes y  sesudas, caso contrario, seguirá la parca asolando más al país e incrementándose el descontento y el caos, subrayando que la mayoría de ecuatorianos estamos en la encrucijada de no saber por quién votar, por la misma desconfianza que han generado los políticos hoy autoproclamados como los salvadores de la patria. (O)