Abuso sexual

Luis Muñoz Muñoz

Luis Muñoz

En los medios de comunicación, diariamente nos presentan noticias de crónica roja, pero con mayor frecuencia  violaciones a niñas y niños, adolescentes y hasta  ancianas, que nos horrorizan  y nos  hacen reflexionar que se han perdido todos los valores morales de un tiempo a esta parte, pensamos que esto ocurre solo en familias con problemas sociales, que se dan en los suburbios o los barrios bajos, pero la realidad es diferente, cuando constatamos que este delito también  es común en escuelas y colegios  y en las más altas esferas de nuestra sociedad. Muchos casos no se hacen públicos, porque pensamos tener un nivel alto de educación y economía suficiente, como para evitar que estas cosas sucedan, por otro lado, el temor a exponer a nuestros hijos al qué dirán de la gente, nos impiden denunciar y divulgar el abuso sexual, que no tiene clase social. Para evitar el abuso sexual, lo más importante conocer es que debe enseñársele a la prole desde pequeños, aunque tengan meses de edad, mientras lo baña el nombre de cada una de sus partes y cuando llegue a los genitales, decirle estas son tus partes íntimas y nadie debe tocarte, ni papá, ni hermanos, abuelos, ni primos, peor aún personas particulares, porque éstas son tuyas y solo tuyas. Si alguien quiere tocarte, grita, pide auxilio, yo siempre creeré en ti pase lo que pase. Jamás tengas temor a las amenazas, “le haré daño a tu mamá, hermanos o las personas que amas”, nosotros sabemos defendernos y te defenderemos de cualquiera que quiera hacerte daño. No aceptes golosinas, bebidas, regalos de extraños y no te enojes cuando no quieren dejarte donde algún familiar. La privacidad es necesaria enseñarles desde pequeños, el cuidado que deben tener al momento de vestirse, bañarse o ir al baño, repitiendo estas son tus partes privadas, evita que alguien te vea. Si tomamos estas medidas, estamos ayudando a la educación sexual del pequeño y enseñándole a defenderse de sus depredadores. Debemos hacer algo desde el hogar y no solo esperar de la fiscalía o los juzgados, porque estos a veces actúan lentamente o dejan que los casos  se desestimen y archiven quedando en la impunidad tan repugnante acto contra  la sexualidad de nuestros seres amados, desestimación que concluye por el paso del tiempo, o por la corrupción  de fiscales o jueces, que amasan fortunas ilícitas, sin importarles la angustia y el dolor ajeno, por lo que  es indispensable  cambios radicales en el sistema de justicia y reformar  las Leyes para que  se castigue  con todo el rigor a los administradores y operadores de la justicia deshonestos. (O)