Los gastos de campaña

Gerardo Maldonado Zeas

El gasto electoral en la segunda vuelta, para cada candidato finalista, no debería superar los 2, 1 millones de dólares de aportes privados y cerca de 500 mil dólares de recursos estatales.

Con el arranque oficial de la campaña, se empezó a ver la descomunal invasión de propaganda en todas las formas del candidato Araúz, con lo cual, sin hacer ningún cálculo matemático complicado el gasto electoral superará de largo el monto permitido. La duda siempre será la misma. ¿De dónde salen los fondos, quiénes están detrás de un candidato para que consiga el poder y cuáles son sus propósitos inmediatos, a mediano y largo plazo?

La historia electoral del mundo está llena de ejemplos, y tal como reflexionaba Koffi Anán, un proceso electoral opaco y la falta de transparencia en el control de los recursos, permiten a la delincuencia organizada fluir de manera directa en los funcionarios electos mediante el financiamiento de sus campañas, con lo cual se afecta de manera directa la gobernanza, el desarrollo económico y la verdadera lucha para reducir la pobreza.

El apoyo de los militantes de un partido con sus fondos propios, siempre serán minoría en el total gastado; por eso, los candidatos como un deber moral, deben indicar el origen de los fondos. Entre 2007 y 2017, la propaganda electoral y la política de comunicación del modelo vigente tuvo ingentes recursos, que, en una buena parte, fueron descubiertos por la justicia como procedentes de relaciones irregulares entre ciertos empresarios privados amantes de la coima, y funcionarios públicos con poder, pero bendecidos por la máxima autoridad. Según las pruebas en el caso Sobornos 2012-2016, el correismo recibió aportes de alrededor de 8 millones de dólares, a cambio de contratos millonarios, evidenciándose que el monto oficial asignado a una campaña electoral fue una referencia incumplida. Los ciudadanos escogerán a quien se muestre honesto, cuando pueda sin tapujos, evidenciar el origen del financiamiento para alcanzar la presidencia de la república. Nunca más el fraude y la mentira. (O)