El debate y los electores

El debate, concebido como “discusión en la que dos o más personas opinan acerca de uno o varios temas y en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses”, entre los candidatos a la presidencia, Andrés Arauz y Guillermo Lasso, genera interés en el electorado.

Se efectuará este domingo con reglas establecidas por el Comité Nacional de Debates presidenciales.

Ha determinado cinco grandes ejes temáticos sobre los que debatirán: economía, salud, seguridad, educación y política exterior.

Tendrán, además, la oportunidad de preguntarse y de replicarse entre sí, en el marco racional que implica la confrontación de ideas, propuestas y antecedentes.

El debate ocurre cuando el país, además de la pandemia, sufre los estragos del fuerte invierno, cunde la inseguridad, el desempleo, y hay una soterrada ola migratoria hacia el exterior.

Ocurre también, cuando algunos movimientos políticos le apuestan al voto nulo, seguramente para deslegitimar al ganador; y otros partidos, prevalidos por los inesperados resultados favorables logrados en la primera vuelta, y pensando ya en las elecciones de 2025, optan por desentenderse y no asumir riesgos ni responsabilidades antes el país.

Según algunos consultores políticos, los debates “solo fortalecen simpatías y antipatías previas”. Los ven “los más politizados, los que ya decidieron cómo votar, en especial en países con voto obligatorio”.

Empero, los electores, sobre todo quienes optaron por candidatos que perdieron, pero cuyos votos, sumando superan a los obtenidos por Arauz y Lasso, tendrán la oportunidad de, a lo mejor, tomar decisiones, más que por emoción, resentimiento o el que qué me importa, por las tesis que, a su juicio, le convendrán al Ecuador.

Está claro que hay dos opciones. Una, que corresponde a un modelo económico y político ya conocido; otra, que, si bien es la antítesis de aquél, también tiene historia en el país.

Que al final del debate, los electores tengan una luz que les permita ver quién mismo está en capacidad de dirigir los destinos del Ecuador.