Arauz irá al multilateralismo, la integración y fortaleza de la dolarización

El candidato del correísmo, Andrés Arauz, reiteró este lunes, a menos de una semana de una elección decisiva en Ecuador, que mantendrá y fortalecerá la dolarización y repatriará capitales ecuatorianos para estimular la economía del país.

«Se mantiene y se fortalece la dolarización en Ecuador», manifestó Arauz al señalar que, «lo que habrá es trabajo porque vamos a traer los dólares al país y ponerlos a trabajar».

Así lo indicó en un encuentro organizado por la Cámara de la Industria de la Construcción (Camicoon), que entregó sus principales demandas al aspirante presidencial, quien aprovechó para enfatizar su mensaje de que, «aquí se viene la recuperación económica».

Entre sus promesas de campaña dijo que en caso de llegar a Carondelet tras los comicios del próximo domingo, «solo para los Gobiernos Autónomos Descentralizados vamos a abrir una línea de crédito de 3.000 millones de dólares», con los que se podrá generar empleo, obra pública y cancelar deudas.

En nombre de los trabajadores de la construcción, el presidente de la Camicon, Leopoldo Ocampo, pidió accesibilidad y recordó que en tiempos de bonanza, el sector, integrado por unos 30.000 técnicos, representaba el 10 % del aporte al PIB, porcentaje que en la actualidad es del 7,61 %.

Al respecto, Arauz manifestó que en momentos de contracción económica es cuando se debe impulsar una «política contracíclica, ahí es el momento en que el Estado tiene que invertir en el largo plazo» y defendió que «el país sabe que nosotros sí sabemos construir obras (…) infraestructuras de servicio público».

Multilateralismo e integración

El excanciller Guillaume Long cree que Ecuador debe tener una «muy buena relación» con EEUU pero a la vez salirse del «bilateralismo exclusivo» y, sobre todo, apostar por un proyecto de integración regional desde el que defender mejor sus intereses nacionales.

Allegado del candidato del correísmo, Andrés Arauz, en el balotaje del 11 de abril, y acompañante frecuente del mismo en sus contactos con la comunidad internacional, Long está convencido de que la política exterior de Ecuador debe ser «diametralmente opuesta» a la del actual presidente Lenín Moreno.

SIN ENTREGUISMOS

«Me parece fundamental dar un giro muy importante hacia una política mucho (..) más diversa (porque) con Moreno hemos visto un retorno al bilateralismo exclusivo con EEUU. Moreno estuvo totalmente alineado a la administración de Donald Trump», dijo en una entrevista con Efe quien fuera el último canciller de Rafael Correa entre marzo de 2016 y mayo de 2017.

Así interpreta decisiones como «salirse de Unasur a pesar de ser su sede, entregar a Julian Assange (estaba refugiado en la Embajada ecuatoriana en Londres), entregar una pista aérea en Galápagos o poner fin a las negociaciones entre Colombia y ELN» en suelo ecuatoriano.

Cumplía la «cheklist sin pestañear» y las «grandes potencias no respetan a países alfombra», afirma al instar a una diplomacia para «defender la soberanía sin caer en esta suerte de entreguismo».

De origen franco-británico y nacionalizado ecuatoriano, Long ha regresado a Ecuador para apoyar a Arauz, a quien conoce de la época en la que ambos eran ministros en los gobiernos de Correa (2007-2017).

Ambos académicos, defiende no obstante «una muy buena relación con EEUU» y ve en la llegada de Biden «una gran oportunidad» para «una relación respetuosa».

¿QUIÉN ESTABA IDEOLOGIZADO?

Después del distanciamiento durante los años de Correa, el reacercamiento a Washington ha sido uno de los pilares de la política exterior de Moreno, que obtuvo un masivo apoyo para la obtención de créditos de los multilaterales cuando el país andino más lo necesitaba.

Pero Long cree que «lo único que obtuvo de esta sumisión absoluta y vergonzosa fue un mayor endeudamiento» y que «la política exterior en el Siglo XXI es «mucho más que esta suerte de política exterior hiper-ideologizada, de blancos y negros, de buenos y malos».

Y asegura que, pese a la creencia de que la política exterior de Correa estaba «ideologizada», fue entonces cuando Ecuador más diversificó su diplomacia con la Unión Europea, Rusia, China, y también con Perú y Colombia, donde había gobiernos de otra ideología.

Una diplomacia a la que dice su país volverá si Arauz gana las elecciones, porque el centroderechista Guillermo Lasso «está en esa línea de continuidad», en una «visión anacrónica de la Guerra Fría».

«El gobierno de Arauz sería mucho más ecuménico en ese sentido», destaca.

INTEGRACIÓN REGIONAL

A sus 44 años, y después de haber vivido en EEUU un año desde que dejó la Cancillería en 2017, Long ve en la integración regional la única vía para salir de «esta situación periférica que América Latina juega en el sistema internacional».

«Es la meta principal. Unidos somos mucho más fuertes», abunda sobre las declaraciones de Arauz acerca de restaurar el proyecto de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Porque solo así, afirma, Latinoamérica podrá hacer frente a problemas desde una posición de mayor fuerza, precisamente en condiciones de una pandemia donde se aprecia más la diferencia entre Norte y Sur.

Abandonada por la mayoría de sus miembros, la Unasur tenía su sede en Quito, y sucumbió entre 2018 y 2019 debido, entre otras, a las discrepancias en torno a la crisis venezolana y los cambios de gobierno en el continente hacia la derecha.

Pero es «evidente que no vamos a poder recuperar Unasur si es solo una plataforma de izquierdas. Tiene que ser una plataforma de regionalismo que dé cabida a todas las expresiones de los gobiernos de la región», advierte Long.

LA COYUNTURA HA CAMBIADO

Servirá también para posicionarse mejor frente a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde está habiendo ciertos cambios y comienzan a entender que detrás de la obsesión por el «déficit fiscal» hay «vidas humanas».

«El problema con el FMI son los condicionamientos. Vamos a tener que trabajar muy de cerca con él y llegar a acuerdos», insiste el exministro quien, no obstante, reconoce que la deuda que deja Moreno será «manejable» durante los primeros cuatro años.

En febrero, después de la primera vuelta, Long acompañó a Arauz a Washington para reuniones con ese organismo, que ha concedido a Ecuador unos 6.500 millones de dólares.

«No vamos a volver al austericido de los noventa que condujo a mayor pobreza y desigualdad», asegura al explicar que, «consecuencia» de ello, fue también el surgimiento de «la ola de izquierda en América Latina en los albores del Siglo XXI».

Y pese a que percibe «un movimiento sensible hacia a izquierda», ve altamente improbable que América Latina regrese a la coyuntura de hace una década.

«Es otro momento. Está claro que no vas a volver a las mismas políticas de hace diez años, pero sí creo que hay que volver a poner en el centro la integración latinoamericana, y tratar de traer ahí a la derecha, y de volver a la visión de un mundo multipolar. Andrés está en esa onda», concluyó.

Proteccionismo del capital

El candidato del movimiento izquierdista Unión por la Esperanza, de 36 años, ganó la primera vuelta celebrada el 7 de febrero con el 32,72 % de los votos, mientras que su directo rival, el conservador Guillermo Lasso, 65 años, sumó el 19,74 % de los sufragios.

En su alocución ante la Cámara de la construcción, Arauz refirió que el actual Gobierno dejó 1.500 millones de dólares de un préstamo del BID sin desembolsar y planteó que ese retraso estaría generando pérdidas al Estado: «¿Se imaginan lo que le está costando al Ecuador en lugar de poner esa plata en la economía?».

Por otra parte, en línea con sus fórmulas de proteccionismo del capital ecuatoriano, reiteró su propuesta de repatriar activos en el extranjero e impedir evasiones impositivas.

«Necesitamos volver a establecer controles a la evasión tributaria para que podamos aumentar la recaudación sin aumentar impuestos», apostilló.

A pocos días de la elección que determinará el sucesor de Lenín Moreno en la jefatura del Estado, Arauz sumó este fin de semana un apoyo que ha tenido un gran golpe de efecto, el del presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) y líder de las protestas de octubre de 2019, Jaime Vargas.

Sin embargo, la CONAIE ha aclarado que mantienen la decisión adoptada por el movimiento indígena en marzo, de decantarse por el voto nulo.

Cuando algunas encuestas en intención de voto marcaban en la última semana una reñida disputa entre Arauz y Lasso, incluso vaticinaban que el segundo podría superar al primero, se desconoce en qué medida el respaldo de Vargas podría inclinar o no la balanza.

Lo que sí ha generado el posicionamiento del líder de la nacionalidad amazónica achuar, son numerosas reacciones de dirigentes y organizaciones indígenas que han censurado su actuación.

Y es que la decisión de la dirección del movimiento indígena Pachakutik, brazo político de la Conaie, había llamado al voto nulo en protesta por lo que consideró un fraude electoral en la primera vuelta, que habría perjudicado a su candidato, Yaku Pérez.

Desde su postulación a la carrera presidencia, Pérez nunca contó con el agrado de Vargas, pese a que lo apoyó dentro de la estructura orgánica del movimiento. EFE

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