EL COLMO DE LA OSADIA

      Juan F. Castanier Muñoz

 

El candidato correista ha declarado su primera cosecha de dos celulares viejos, se trata de un anillo y un par de aretes producidos por el primer celular, y una cadena producto del segundo, ambos sembrados a inicios de la campaña presidencial. Se encuentran haciendo las pruebas para ver si se trata de oro del bueno o si se trata de bambalinas. También ha declarado la llegada de los 4 millones de vacunas ofrecidas por el Presidente argentino, mismas que serán guardadas en los predios de El Aromo, hasta mientras, y vigiladas por el grupo de ciudadanos que incendiaron el edificio de la Contraloría en 2019.

En relación a las irregularidades en su puesto del Banco Central, envés de salir a explicar el cómo así de tanto tiempo en comisiones de servicio y cómo mismo se dio su salida, se lanza, en su ya conocido estilacho, dos mentiras enormes: la primera, dice que ha sido despedido por Moreno, y, la segunda, que ha sido despedido por presión de los banqueros. Total, su salida se da junto a 21 funcionarios más y en apego al Decreto Ejecutivo 813, ideado y ejecutado por el mismo Correa desde el 2011. En lo de los banqueros, ¿cómo así pues?, si a la fecha de su salida, Arauz era un ilustre desconocido, un don nadie que salta a la palestra cuando le sientan en las piernas del ventrílocuo belga ¡y le hacen hablar!, con guión ajeno, por supuesto. El creerse más importante de lo que realmente se es, resulta patrimonio de lelos.

Y en víspera de elecciones, resulta justo que plantee dos recomendaciones, o como se dice en la actualidad, “medidas de seguridad”, para evitar sorpresas desagradables. Una, que la presidenta Atamaint solicite licencia desde el jueves 8 de abril hasta después de que se proclamen los resultados definitivos y durante ese lapso se mantenga alejada dos kilómetros de cualquier cámara o micrófono. Dos, que se organice un par de cuadrillas de técnicos eléctricos, para que no se muevan enfrente de las cajas de fusibles y del sistema informático del CNE, un porsiacaso se dé la desfachatez de intentar un nuevo “apagón electoral” como el del 2017. (O)