Analizando la segunda vuelta electoral

Luis Muñoz Muñoz

Luis Muñoz

La segunda vuelta electoral en nuestro país, se ha visto empañada y salpicada, por una serie de incidentes desagradables, que nos da la idea que hemos vuelto a la «edad de piedra», hemos pospuesto la tolerancia, el respeto por la opinión ajena, la libre autodeterminación de las personas, la libertad de pensamiento y expresión, para anteponer el insulto procaz, prejuzgando a los ciudadanos y mirándolos como enemigos irreconciliables. En síntesis se ha polarizado el país entre partidarios del señor Andrés Arauz y del señor Guillermo Lasso, hemos olvidado que la patria es una sola, que tenemos un enemigo común contra el que debemos luchar los habitantes de ésta parte del universo y que  no es más ni menos que  el desempleo, la pobreza, la corrupción, la falta de recursos  para atender adecuadamente a los grupos vulnerables, reducir los cinturones de miseria, dotar de vivienda económica para los que menos tienen es decir aquellos desposeídos de «pan, techo y empleo». Estos asuntos entre otros, no parece interesarles  a los partidarios de ambos bandos, lo que prefieren y al menos eso sea demostrado es pelear a  «brazo partido» por los candidatos de su preferencia. Ciertamente, han quedado muchas heridas, que deben sanarse, pero no con odio, persecución, autoritarismo, ni represión sino formar un gran frente patriótico de unidad nacional, donde no impere como ocurrió en la década pasada, que desde el mismo Gobierno se impulsó el odio, el desprestigio, el desprecio, la exclusión y la segregación racial, política o económica. Que jamás vuelvan las mal llamadas «sabatinas», que lejos de ser un informe estadístico a la nación de cuanto se ha hecho en los diferentes rubros de educación, salud, agricultura, ganadería, etc, sirva de tarima para el insulto, la burla y el escarnio, que contribuyó a la división entre familias y la sociedad. Esta pésima imagen que hemos dado en esta campaña sucia electoral nos deja muy mal parados en el concierto internacional y nos calificarán como incultos, imprudentes e irreflexivos.  Como ya lo dije en un artículo anterior, «no olvidemos que el hombre es el camino y al mismo tiempo el viajero hacia la perfección, por lo tanto, para conocer la verdad, la justicia y la libertad, no debemos   pensar en los intereses de grupo sino en los intereses del País». Que nunca más se atropelle a la Justicia Social, que jamás se niegue los derechos universales y fundamentales del hombre, que vivimos en diez años de Correato. Que no se practique la castración de las ideas y los pensamientos.  Que no se resuelvan los conflictos colectivos por la imposición de la fuerza. Es el momento de la reconciliación entre ecuatorianos, para en forma unánime  buscar el desarrollo y engrandecimiento de la Patria.  (O)